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Actualizado: 5 de junio de 2025


Aquel rosario era interminable, porque detrás de sus infinitos paternóster venían las letanías, llagas, misterios, jaculatorias, oraciones, gozos y endechas místicas. La noche las sorprendía en aquel devoto ejercicio, y era muy común que alguna de las chiquillas, rendida bajo el peso moral de tan monótono y cansado rezo, bostezara tres veces y se durmiera al fin benditamente.

Además, veía a su amiga demasiado inclinada a las especulaciones místicas, temía que cayera en el éxtasis, que tenía siempre complicaciones nerviosas, y era preciso evitar que pudiesen culparle a él de otra enfermedad probable, si Ana seguía aquel camino peligroso.

«Pues estamos en el principio de la conversación» pensó Currita, sin comprender del todo aquellas místicas sutilezas; y dando vueltas entre sus manos a un precioso devocionario que había traído de intento para demostrar su piedad al padre, dijo modestamente: ¿Y qué cree usted entonces que debe de hacerse?...

Allí hay sepulcros finísimos góticos, llenos de exquisitas labores; allí místicas pinturas del Renacimiento, ó sea de cuando el Renacimiento no era todavía pagano; allí santos sobre los capiteles; allí preciosos trípticos; allí un claustro digno de la ciudad de Pisa.

Obdulia, que durante los últimos meses le había visto con pena distraído, sintió gran alegría al hallarle de nuevo atento, solícito, escuchándole horas enteras desahogar las menudas preocupaciones de su espíritu sin impacientarse. Era un retorno feliz a la dulce confianza, a las pláticas místicas, a las familiaridades de antes.

Sólo España es superior á todos los demás pueblos, y se distingue de ellos, porque al mismo tiempo que conservó el drama profano, imprimió la forma más pura al religioso, expresión genuina del espíritu, imaginación y sentimientos de la Edad media y de épocas grandiosas, que puede mirarse como el fruto más natural y sazonado de las tendencias místicas de dicho periodo.

Los músicos se situaron en el coro, el obispo y el clero en el presbiterio. El prelado dijo una breve y sentida plática desde el púlpito. Tenía una hermosa voz de barítono que hizo vibrar las cuerdas más delicadas del corazón de todas las rosas místicas de la villa.

Era el tal P. Procopio un desaforado jayán, cetrino y barbudo, más adecuado para llevar una casa sobre la espalda ó tirar de una carreta, que para gozar en contemplaciones místicas y éxtasis divinos.

El rey, que era sumamente devoto, estaba encantado con su confesor, que pasaba con él largas horas hablando de cosas místicas, y con un misticismo tal, que aventajaba al del rey. Porque el alma del padre Aliaga estaba huérfana, sola y desterrada, y buscaba consuelos en la dulzura de la religión de Jesús.

Las aceras animadas van poblándose de seres que en las místicas edades esculpieron su vivir; a la luz de la leyenda pasan hombres y mujeres, con sus gozos y sus duelos, su llorar y su reir. Una dama que en el manto se arrebuja el lindo talle se ve entrar en una iglesia; y, al oirse la oración, un hidalgo que se para en la esquina de una calle y el chambergo se destoca con cristiana devoción.

Palabra del Dia

rigoleto

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