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Actualizado: 13 de junio de 2025
Con ellos había desfilado por una estrecha habitación, ante un féretro próximo á volcarse bajo los empujones de la muchedumbre triste y curiosa. El muerto se llamaba Fedor Dostoiewsky. La princesa había deshojado un ramo carísimo de rosas sobre la frente abombada y las barbas ascéticas del novelista.
Y si esto fuese para hacernos aborrecer el mundo y todas sus pasiones, alborotos, pompas y vanidades, el caso tendría explicación, salvo que yo, en vez de llamar novelas a los libros que así se escribiesen, los llamaría obras ascéticas, materia predicable, homilias o libros de moral severa y adusta, como Los gritos del infierno, los Casos raros de vicios y virtudes, las Agonías del tránsito de la muerte y los Estragos de la lujuria.
Para que doña Inés se entretuviese en su soledad o en compañía de Juanita la Larga, dio don Andrés a Serafina dos bellísimos libros devotos que acababan de reimprimirse en Madrid, y que el librero Fe le enviaba, sabedor de las inclinaciones ascéticas y místicas de la señora principal de Villalegre.
Pero a nosotros nos basta la esperanza de hallar alguna simpatía en el corazón de una madre, bajo el humilde techo del que sabe poco y siente mucho, o en el místico retiro de un claustro, cuando decimos que por nuestra parte creemos que siempre ha habido y hay para las almas piadosas y ascéticas, revelaciones misteriosas, que el mundo llama delirios de imaginaciones sobreexcitadas, y que las gentes de fe dócil y ferviente miran como favores especiales de la Divinidad.
Al día siguiente, la casa de las tres ruinas contenía en su estrecha capacidad seis personas: las tres Porreñas, Clara y dos visitas. Clara y la devota estaban encerradas en la habitación interior, destinada á las prácticas ascéticas.
Quise entonces recoger como en un ramillete todo lo más precioso, ó lo que más precioso me parecía, de aquellas flores místicas y ascéticas, é inventé un personaje que las recogiera con fe y entusiasmo, juzgándome yo, por mí mismo, incapaz de tal cosa. Así brotó espontánea una novela, cuando yo distaba tanto de querer ser novelista.
Palabra del Dia
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