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Actualizado: 22 de julio de 2025
Ya empieza usted a ser falso como todos los políticos manifestó Mariana. ¡Siempre justiciero, Mariana! exclamó aquél, rojo de placer, oyéndose llamar hombre público. ¿Cuántos días hace que no he estado aquí? preguntó Castro a la niña. Lo menos quince.... Verá usted: ha estado la última vez, un lunes.... Estaba aquí Pacita.... Hoy es sábado.... Trece días justos.
Pues son... deben de ser... Entonces el caballero de la camisa limpia soltó el periódico y sin mirar a la joven preguntó: ¿Qué día fue eso? El veinte pasado: miércoles, a las dos contestó ella tristemente. Pues poca duda cabe repuso el caballero lunes, uno; martes, dos; miércoles... dos días y medio, que a cuatro cincuenta de jornal... son once pesetas con veinticinco céntimos.
Desde que el primo Agustín emigró a Burdeos, los de Bringas no iban al teatro sino de tarde en tarde, ocupando localidades de amigos enfermos o de aquellos que se aburrían de la repetición excesiva de una pieza dramática. No recuerdo si eran los lunes o los martes cuando Milagros hacía la gracia de quedarse en casa.
No miró hacia el escenario ni hizo seña alguna a Judit. La pobre niña, presa de la desesperación, tuvo que resignarse a esperar dos días más. Era lunes, y al miércoles siguiente fue más afortunada. El Conde le hizo la seña que tenían convenida para anunciarle su visita, y Judit pensó: Mañana le veré, y mañana sabré lo que para mí guarda el destino.
Lúnes 24, tampoco dió lugar la marea á que saliesen del peligro en que estaban, hasta las once del dia, que con marca llena y viento de tierra se levaron, y poco á poco salieron á franquía en demanda del Puerto de San Julian, dando repetidas gracias á Dios por haberlos librado de los bajos que hallaron en el rio de Santa Cruz, saliendo con la marea por encima de los peñascos, de que por todas partes estuvieron cercados.
El martes era la fiesta del Catedrático y fuimos á festejarle con una orquesta, un ramillete de flores y algunos regalos... ¡Ah, carambas! exclamó Juanito, que lo he olvidado ¡qué bruto soy! Oye, ¿y preguntó por mí? Penitente se encogió de hombros. No lo sé, pero le entregaron la lista de los festejantes. ¡Carambas!... oye, y el lunes ¿qué hubo?
Echose él a reír, y metió mano al bolsillo interior de su americana. «¡Ay! No me lo diga usted, D. Francisco exclamó doña Lupe con incredulidad, cruzando las manos . ¿Ha pagado...?». Lo va usted a ver... Yo... tampoco lo esperaba. Como que fui anoche a decirle que el lunes se le embargaría. Hoy por la mañana, cuando me estaba vistiendo para ir a misa, me le veo entrar.
El maestro le daria al aprendiz de comer, beber, vestir, casa y lecho, enseñándole á rezar y á decir oraciones bien y cumplidamente. Lunes 14 Septbre. 1495 .
Yo intervengo: indudablemente, el jefe de la estación de Bargas puso una fecha atrasada al troquelarles sus billetes. Porque estas dos viejas vienen de Bargas. Y luego, cuando al fin han pasado y hemos subido al coche, me han contado su historia. Ellas vienen a Madrid todos los sábados por la tarde; regresan los lunes por la mañana.
El lunes y martes continuaron las fiestas, siendo memorable la justa á que concurrió el 1.º de estos dias el Conde de Cortés hijo del Rey de Navarra, con nueve caballeros armados; con sobrevistas y cimeras azules, y soles muy ricamente dorados, llevando todos una misma librea, y haciéndose admirar por su destreza.
Palabra del Dia
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