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Espinel, en su Sátira contra las damas de Sevilla, tratando de las doncellitas de su tiempo: «Luego les duele el hígado y el bazo; luego piden las paxaras del ayre....»

La navegación, que duró dieciocho días, no pudo ser más próspera. Nos detuvimos y desembarcamos en Bahía de Todos los Santos, antigua capital del Imperio, y en la hermosa ciudad de Pernambuco. Al abandonar luego las costas de América, tal vez para siempre, sentí nueva aunque dulce melancolía. Era al ponerse el sol entre nubes de carmín y de oro.

Es una imágen de Nuestra Señora, que tomó el nombre de una villa del reino de Portugal, de donde se supone que la trajo á la Sierra á principios del décimosexto siglo un pastor de vacas llamado Hernando. Manifiestas desde luego en su humilde ermita de la montaña las grandes maravillas obradas por su intercesion, cundió rápidamente su fama por toda la provincia: el obispo D. Fr.

Salieron á recibirlos al campo como á los otros; pero solo venian 40 de los mas principales, y á la cabeza de ellos D. Juan de Dios Rodriguez, y luego que entraron en la plaza, se mandó repicasen las campanas, pasando despues á hospedarse en la casa del que los conducia, donde fueron bien regalados y asistidos.

Este pasó de nuevo junto á la tumba, pero sin verla ni acordarse del incógnito general. ¡Castro se había ido!... ¡Castro quería hacerse soldado!... Luego de seguir el camino descendente de los Monegetti hasta la plaza de Armas de La Condamine, tomó la avenida de suave pendiente que sube hasta Mónaco. Esta marcha le proporcionaba cierta voluptuosidad muscular después de su largo encierro.

Doña Luz, que se creía dotada de un instinto infalible para adivinar por el rostro la índole de las personas, había fallado desde luego que D. Jaime era franco y generoso. El regalo la corroboró en su buen concepto.

Se coloca el lenguado en una besuguera con su jugo, se ponen las conchas alrededor, y se sirve en la misma. Puede ponerse un poco, al horno. LENGUADOS A LA MARGUERY. Se deshacen dos onzas de mantequilla buena. Añádase una cucharilla de postre de harina de arroz. Mézclese. Muévase hasta que se forme una crema. Luego se ponen en esta salsa almejas, una docena de ostras y de langostinos.

Siento que hayáis pensado cosa semejante. No, camarada, ni pensarlo siquiera. Fué una prueba para ver si seguías siendo el mismo, aunque no debí dudarlo un momento. ¿Dónde estaría yo hoy, á no haberos conocido en la venta de Dunán? Desde luego no hubiera ido al castillo de Monteagudo, ni sería escudero de nuestro valiente capitán, y probablemente no hubiera visto nunca á....

El día anterior habían excusado su pago en el Banco por falta de aviso. Luego declararon que tenían el aviso, pero tampoco le dieron el dinero.

Sólo te pido que te abstengas de explicar a Leocadia, como vosotros soléis hacerlo, ideas y conceptos de que no se debe hablar a las muchachas. Aquí no hacía falta santidad alguna: ¿qué mayor perfección que la tranquilidad y la paz? ¿Luego confiesas?... No confieso nada: hago una advertencia. A ciertos actos de devoción, tontos pero inofensivos, no he de oponerme.