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Actualizado: 17 de mayo de 2025
Juntó para este fin toda la tierra, E hizo grande junta y llamamiento, Publica
Una vez allí, salió, despidió la silla de manos, y llamó á una puerta. Al primer llamamiento nadie contestó. Al segundo se sintió cerrar silenciosamente una ventana, luego pasos dentro, y al fin se oyó una voz tras la puerta, que dijo: ¿Quién llama por aquí á estas horas? Muy temprano os recogéis, señor Ruy Soto dijo el padre Aliaga.
Siguió leyendo el marqués, y al fin guardó su papel, para hablar á los adversarios. Mi deber es dirigir á todos un llamamiento en pro de la concordia. ¿Es posible todavía una explicación entre caballeros?... ¿Quiere alguno de los dos presentar sus excusas al otro?... Movió Pirovani con violencia su cabeza, haciendo signos negativos.
Eran atlots que se aucaban en la obscuridad, guiándose por el sonido de sus gritos tal vez para reconocerse y reunirse, tal vez para pelear, siendo el grito un llamamiento de desafío. Era probable que tras el aucamiento sonase una detonación. ¡Cosas de jóvenes y de la noche!... ¡Adelante! Con los de casa no iba nada.
La tierra toda junta se ha juntado Haciendo para el caso llamamiento, A los quince del fuerte han apretado Y puesto en confusion y gran tormento: Muy grandes baterias les han dado, La cosa andaba en mucho rompimiento, Cuando dando la vuelta los cristianos Del fuerte se retiran los Paganos.
El príncipe interrumpe con su mudo llamamiento unas explicaciones de la guerra que hacen estremecer á las dos damas. Coronel: un asunto de honor. Quiero batirme mañana. Busca otro padrino. Toledo parece desconcertado por la orden. Su primer pensamiento vuela hasta Villa-Sirena. Ve el negro levitón, la vestidura solemne del honor pronta á salir de su encierro.
¡A almorzar, cabayeros! gritó el Nacional, que se atribuía funciones de mayordomo en el cortijo de su matador. En el centro de la cocina había una gran mesa cubierta de manteles, con redondos panes y numerosas botellas de vino. Acudieron al llamamiento el Plumitas y Potaje y varios de los empleados del cortijo: el mayoral, el aperador, todos los que desempeñaban las funciones de mayor confianza.
AZUCENA. Sí; desde esta mañana he sentido que me abandonaban las fuerzas, que mis miembros se torcían; un velo de sangre ha ofuscado más de una vez mis ojos, y un zumbido espantoso ha resonado continuamente en mis oídos... se me figuraba que oía el llamamiento a la eternidad... ¡La eternidad! Y ya voy a salir de esta vida con el alma emponzoñada... MANRIQUE. Por favor. AZUCENA. Y van a matarme...
Su nombre está enlazado estrechamente con los de todos los grandes artistas y poetas que dieron tanto lustre á su reinado. A su llamamiento acudieron á Madrid los pintores más distinguidos de España, y, con Velázquez á la cabeza, formaron una escuela, que puede igualarse á las primeras de otras naciones.
Queréis emplearme por segunda vez como instrumento estúpido de vuestro espionaje. «El capitán Ferragut es un tonto enamorado os habéis dicho . No hay mas que hacer un llamamiento á su caballerosidad...» Y tú quieres vivir conmigo, tal vez acompañarme en los viajes, seguir mi existencia, para revelar mis secretos á tus compatriotas y que aparezca yo de nuevo como un traidor. ¡Ah, perra!...
Palabra del Dia
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