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Actualizado: 25 de junio de 2025


Gonzalo le prometió interponer su influencia; le dejó entrever con reticencias más o menos claras, un éxito lisonjero, jactándose del poder que sobre ella ejercía. Hasta entonces todas las indicaciones que la hiciera, habían sido atendidas. «Creo que si yo no consigo llevar a remate la empresa, ninguna otra persona podrá intentarla» concluyó por decir en un rapto de expansión y de orgullo.

No creo que mi mismo padre os creyese tal, y eso que es severo cual ninguno en juzgar el valor y la entereza de los hombres. Pero ¿sabéis que no es nada lisonjero para el oiros lamentar lo que habéis hecho? Pensándolo bien, reconozco que una mujer, una extraña para vos, no debe separar á dos hermanos; y si queréis, volvamos pie atrás y haced las paces con Hugo entregándole á vuestra prisionera.

Los médicos auguraron mal de éstos y otros síntomas: la principal dolencia estaba complicada con otras muchas. No hallando, pues, remedio eficaz por lo pronto, recetaron algunos paliativos, y entre ellos la digital en pequeñas dosis. Aunque disimularon bastante la gravedad y el carácter poco lisonjero de sus observaciones y pronósticos, dejaron á las dos amigas en extremo afectadas.

Halléme obligado a decir que era viejo, soldado, hidalgo y pobre, a que uno respondió estas formales palabras: ''Pues, ¿a tal hombre no le tiene España muy rico y sustentado del erario público? Acudió otro de aquellos caballeros con este pensamiento y con mucha agudeza, y dijo: ''Si necesidad le ha de obligar a escribir, plega a Dios que nunca tenga abundancia, para que con sus obras, siendo él pobre, haga rico a todo el mundo''. Bien creo que está, para censura, un poco larga; alguno dirá que toca los límites de lisonjero elogio; mas la verdad de lo que cortamente digo deshace en el crítico la sospecha y en el cuidado; además que el día de hoy no se lisonjea a quien no tiene con qué cebar el pico del adulador, que, aunque afectuosa y falsamente dice de burlas, pretende ser remunerado de veras.

Así lo entendió también su autor D. Carlos Reyles, y, si ha contestado a mi artículo, en El Liberal, ha sido de modo tan cortés y tan lisonjero, que me mueve a la réplica, aunque sólo sea por agradecimiento y por cortesía. Voy, pues, a replicar al Sr.

Las mujeres de la villa no podían reprimir el entusiasmo y le prodigaban en voz alta mil adjetivos a cual más lisonjero. ¡Mírala, mírala qué preciosa va, mujer del alma! ¡Si apetece comérsela a besos! ¡Y qué traje tan rico lleva! Dicen que ha venido ex profeso de París. No ha querido vestirse de tisú.

Ejercía sobre ella una atracción querenciosa, y como le dijera algún concepto lisonjero a su corazón, sentíalo retumbar en su mente cual si fuera verdad pronunciada por sobrenatural labio. Mil veces analizó la joven este poder fascinador de su amiga, sin lograr encontrarle nunca el sentido. ¡Cosas del espíritu, que no las entiende más que Dios!

La aprobación, que se dispensó á su primera pieza, lo alentó para proseguir la senda comenzada; las obras de La Cueva, de Artieda y Virués, le enseñaron el camino, que había de recorrer para dar al drama más valor literario; su residencia en las inmediaciones de la capital, y la necesidad de atender á su familia, contribuyeron no poco en su línea á estrechar más su unión con el teatro, y por este motivo escribió sin descanso en un período de pocos años veinte ó treinta comedias, que por lo general fueron aplaudidas . La precipitación, con que se compusieron, y el tono poco lisonjero con que habla de ellas en el pasaje citado más abajo, hacen sospechar que el autor no se propuso otro objeto que salir de sus apuros del momento.

Aceptando esta explicación, he cavilado yo á veces, para explicarme nuestra decadencia, que tal vez la industria y los esfuerzos del trabajo manual han vuelto á colocar algo á modo de fuerza material aunque refinada sobre el más alto valer de las espirituales energías. Acaso provenga de este para nosotros lisonjero supuesto, que Espada haya decaído tanto.

Acepté con gusto la oferta; asistí algunos jueves a la sesión, y vencida la timidez natural del provinciano, llegué a intervenir en algún debate, si no con éxito lisonjero, por lo menos con la tolerancia benévola de mis consocios.

Palabra del Dia

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