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Actualizado: 2 de junio de 2025
Omito esos detalles porque perderían su encanto con la descripción; porque resultarían fríos bajo mi pluma y me abrasan el corazón; porque hay en ellos una flor de voluptuosidad que escapa a las facultades imperfectas que el hombre ha recibido para expresar y para comprender; porque yo creería limitar mi dicha limitando el espacio de mis recuerdos; porque en este relato que se refiere a Adela, hay, no obstante, circunstancias que no pertenecen a Adela, que me distraerían de Adela; de un modo o de otro, es cosa bien decidida que Adela tendrá todos mis pensamientos de hoy, ¡todos los pensamientos de mi vida!
Cuando la aristocracia veneciana hubo sofocado la conspiración de Tiépolo en 1300, nombró de su seno diez individuos que, investidos de facultades discrecionales, debían perseguir y castigar a los conjurados, pero limitando la duración de su autoridad a sólo diez días.
Carece de su lozana frescura, y no parece provenir inmediatamente del alma ni llegar hasta ella, como acontece con el lenguaje de Lope y de Tirso; si había de producir ese efecto total, lo debilita, sin embargo, el giro impreso por la reflexión que lo regula, moderando con exceso los extravíos de la fantasía y del sentimiento, y limitando la fuerza de su expansión.
Todas las mañanas trazaba con lápiz un nuevo contorno que atestiguaba el progreso cotidiano de la curación. Balzac ha descrito el caso de un individuo, en su novela La piel de zapa, cuya vida, figurada por un cuero que él corta a medida de sus deseos y necesidades, se va limitando cada día. El caso de Germana era al revés.
Y, por acabar, llegué al postrer capítulo, que decía así: «Pero advirtiendo con ojos de piedad a que hay tres géneros de gentes en la república tan sumamente miserables que no pueden vivir sin los tales poetas, como son farsantes, ciegos y sacristanes, mandamos que pueda haber algunos oficiales públicos de esta arte, con tal que puedan tener carta de examen de los caciques de los poetas que fueren en aquellas partes, limitando a los poetas de farsantes que no acaben los entremeses con palos ni diablos, ni las comedias en casamientos, ni hagan las trazas con papeles o cintas, y a los de ciegos, que no sucedan en Tetuán los casos, desterrándoles estos vocablos: cristián, amada, humanal y pundonores; y mandándoles que, para decir la presente obra, no digan zozobra, y a los de sacristanes, que no hagan los villancicos con Gil ni Pascual, que no jueguen del vocablo, ni hagan los pensamientos de tornillo, que mudándoles el nombre, se vuelvan a cada fiesta.
No limitando sus conquistas á este primer paso, internáronse aun mas los franciscanos, llevados por un celo digno de los mayores elogios; y habiendo logrado reunir en la mision de Aten á los altivos Tacanas, se abrieron un vasto campo para proseguir su trabajosa empresa.
Eternos manzanos en eternas praderas, zanjas y lomas pobladas de arboledas, limitando la vista por ambos lados del camino; cuando más algunos pequeños recodos de gracia campestre, todo me hacía pensar desde la víspera que la poética Bretaña no era sino una hermana pretenciosa de la Baja Normandía.
Sobre ella, dominándola en toda la extensión y limitando el arenal, hay como una cornisa de dunas de treinta o cuarenta metros en la parte más alta, formadas por masas de arena y de arcilla, amarillentas y blancas, cortadas en unas partes a pico, en otras constituídas por mamelones terrosos llenos de grietas, de anfractuosidades y de torrenteras.
Le trataban mal, pero él no se quejaba. Aquellos señores tenían razón para asustarse y defenderse. Comprendía que era merecedor de aquello y algo más; pero ¡qué remedio, si no tenía dinero y deseaba ver a sus hijos! El tren iba limitando su marcha, como si se aproximara a una estación.
Después, sus sucesores inmediatos, con mayores raíces en el país, se atrevieron a continuar su obra. Carlos III, para civilizar a España, sólo tuvo que meter mano a la Iglesia, limitando sus privilegios y sus rentas, cuidando las cosas de la tierra y olvidando las del cielo. Se vio el mismo espectáculo que en nuestro siglo, cuando los gobiernos tocan los intereses eclesiásticos.
Palabra del Dia
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