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Actualizado: 21 de junio de 2025
En medio se alzaba una fuente, alimentada por una noria que estaba siempre en movimiento. Representaba una de las obras de misericordia, figurada por una mujer dando de beber a un peregrino que, postrado a sus pies, recibía el agua, que en una concha ella le presentaba.
La figura no puede existir sin cosa figurada; pero esta cosa figurada puede existir muy bien aunque se anonaden todas las demás cosas. Analizando su naturaleza podremos encontrar, y encontraremos en efecto, que su existencia supone la existencia de otro ser que la haya producido; pero entre las dos hallamos la relacion de causa y de efecto, mas nó la de inherencia, nó la de sujeto y modificacion.
Las dos escampavías que habían salido a la caza de la figurada tartana del gitano, bailaban sobre aquella sima abierta.
Pasé por alto una multitud de partidas; pero no pude menos de reparar en una data. Estaba figurada en estos términos: «A doña Amparo, por encargo especial del señor, cuatro mil reales.» ¡Cuatro mil reales! dije con extrañeza ese no será el total de la data. Sí, sí por cierto, señor, doña Amparo no ha recibido más.
Por este atributo entiendo la forma bajo la cual se nos presentan los seres que llamamos cuerpos. Como ya llevo explicado en distintos lugares, esa forma se reduce á extension terminada ó figurada.
Es cosa que daría que hacer a los etimologistas y a los anatómicos de lenguas, el averiguar el origen de la voz calavera en su acepción figurada, puesto que la propia no puede tener otro sentido que la designación del cráneo de un muerto, ya vacío y descarnado.
Tragicomedia alegórica del paraiso y del infierno, moral representación del diverso camino que hacen las almas partiendo de esta presente vida, figurada por los dos navíos que aquí parecen: el uno del cielo y el otro del infierno, cuya subtil invención y materia en el argumento de la obra se puede ver.
Después le causaba pavor la visión figurada de los pies de Mauricia... En la oscuridad, que surcaban rayas luminosas, veía las botas elegantes y pequeñas de la difunta... Los pies se movían, el cuerpo se levantaba, daba algunos pasos, iba hacia ella y le decía: «Fortunata, querida amiga de mi alma, ¿no me conoces? ¡Re...! Si no me he muerto, chica, si estoy en el mundo, créetelo porque yo te lo digo.
Todas las mañanas trazaba con lápiz un nuevo contorno que atestiguaba el progreso cotidiano de la curación. Balzac ha descrito el caso de un individuo, en su novela La piel de zapa, cuya vida, figurada por un cuero que él corta a medida de sus deseos y necesidades, se va limitando cada día. El caso de Germana era al revés.
Vamos, que sentía de veras no estuviese delante de él en el sillón de hule la propia viuda de Jáuregui en imagen corpórea, porque de fijo le diría lo mismo que estaba diciendo ante su imagen figurada y supuesta. Después salió otra vez al pasillo, donde continuó la perorata, paseándose de un extremo a otro, y gesticulando a favor de la oscuridad.
Palabra del Dia
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