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Actualizado: 9 de mayo de 2025
Aquel mundo peligroso, que es maestro en adular todos los vicios de que vive, hizo un recibimiento triunfal al duque de La Tour de Embleuse y le aplaudió su juventud póstuma que salía de la miseria como Lázaro de su tumba. Le probaron que tenía veinte años y él intentó probárselo a sí mismo.
Hace muchas noches que no cierro los ojos. ¿Pues qué tiene usted? preguntó Lázaro mirándola con mucha atención. Usted no está buena. Usted es una santa: pero la santidad con exceso es perjudicial, señora. Yo no soy santa dijo la dama: soy una pecadora. No diga usted eso, por Dios. Usted es una santa, ¡qué felicidad! ¡Tener tranquila la conciencia!
Vamos á ver dijo Paz, entrando en la habitación. Empieza á delirar dijo Salomé, entrando también con Clara. Lázaro subió pensando en aquel nuevo misterio de la mujer santa. #La Fontanilla.# No encontró á su tío, que aquel día no había parecido por la casa.
Lázaro se retiró, empujado por ella precipitadamente. Entró corriendo en su cuarto antes que Coletilla llegara, y arrojándose en el lecho, fingió que dormía. El fanático entró poco después y se acostó murmurando. Cuando apagó la luz, Lázaro se incorporó en su lecho con mucha cautela, y asomándose por una ventana que daba al corredor, miró hacia afuera.
Yo hago esto por usted, porque comprendo que en un cuerpo débil no tiene fuerzas el espíritu. Señora, no sé cómo pagarle tantos favores contestó el mancebo sin mirarla. A las siete de aquella mañana, mientras Lázaro dormía rendido de cansancio, se suscitó una gran cuestión en el comedor, sobre si sería conveniente y disciplinario llamarle para almorzar.
Y desque fué ya más harto de reír que de comer el bueno de mi amo, díjome: "Verdad es, Lázaro; según la viuda lo va diciendo, tú tuviste razón de pensar lo que pensaste; mas, pues Dios lo ha hecho mejor y pasan adelante, abre, abre y ve por de comer." "Déjalos, señor, acaben de pasar la calle", dije yo.
Aún estaba allí la dama con el rostro vuelto hacia la ventana. Lázaro se volvió á acostar, y pasado un cuarto de hora en que caviló cuanto puede cavilar cabeza humana, se asomó de nuevo y vió la misma figura blanca, inmóvil en el mismo sitio y con los dos terribles ojos negros fijos en la ventana. Aquello le acabó de confundir.
Lo que sé es que se lo dijeron al Doctrino, y él fué allá y les vió salir. Después no sé por qué medio se ha enterado de quiénes son todos ellos. Allí van Quintana, Martínez de la Rosa, Calatrava, Álava, y hasta Alcalá Galiano se ha metido entre esa gente. Lázaro quedó mudo de terror.
Entró en la casa, subió y halló á Salomé en extremo impaciente, mientras María de la Paz se hallaba en un estado de irascibilidad terrible. Ha tardado usted más de una hora: ¿dónde ha ido usted? exclamó mirando al joven con recelo. Señora ... señora ... dijo Lázaro balbuciente, no he podido ... Se ha agolpado la gente en la calle ... y me he encontrado entre la multitud sin poder volver.
Lo tenía una mujer que lo estaba registrando, y viendo, que no contenía cosa de valor, no parecía mostrar gran empeño en conservarlo. Lázaro lo tomó. El oleaje del gentío le había llevado á gran distancia de la casa de Entrambasaguas. Desde el balcón no podían verle. No dudó más, y echó á correr por una de las calles transversales hacia la casa.
Palabra del Dia
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