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»-No tengas pena, señora: de aquí a mañana -respondió Leonela- yo pensaré qué le digamos, y quizá que, por ser la herida donde es, la podrás encubrir sin que él la vea, y el cielo será servido de favorecer a nuestros tan justos y tan honrados pensamientos.

D. Juan clavó una mirada puntiaguda en los ojos claros... y turbados de su afín; adivinó algo, echó sus cuentas en un segundo, y, tomando dos montones de plata, se los puso entre los dedos al pasmado Reyes, sin decir más que: Tome usted; son mil justos. Bueno, gracias. Mañana mismo.... Eso... allá usted. Y que Emma no sepa.... Por ahora no hace falta que sepa nada. ¿Cómo por ahora?

En cuanto á tío Nardo, si hemos de ser justos, desde que pudo apreciar la magnitud real y efectiva del barco hasta que llegó á su costado, no pensó más que en calcular cómo no se iría á pique un cuerpo tan pesado, siendo el cuerpo tan duro y tan blando el elemento que le sostenía; cuestión que trató con sus vecinos más de una vez, á su vuelta á la aldea.

Voy a ser tu ministro; eres un Dios de paz, y mi primera virtud debe ser la mansedumbre. Lo que enseñó tu hijo en el sermón de la Montaña tiene que ser mi norma. No ojo por ojo, ni diente por diente, sino amar a nuestros enemigos. amaneces sobre justos y pecadores, y derramas sobre todos la lluvia fecunda de tus inexhaustas bondades.

45 Por tanto, hombres justos las juzgarán por la ley de las adúlteras, y por la ley de las que derraman sangre; porque son adúlteras, y hay sangre en sus manos. 47 y la compañía las apedrearán con piedras, y las acuchillarán con sus espadas; matarán a sus hijos y a sus hijas, y sus casas consumirán con fuego.

En fin, que en cuanto llevase los quince días justos de aguas iba a Andújar a tomar el expreso de Madrid para llegar más pronto. Tuve la suerte de que él se fuese primero, y así lo hice a mi salvo. Cuando el tren arrancó y me vi caminando a gran velocidad hacia el Mediodía, experimenté viva y dulce agitación; sacudió mi cuerpo un estremecimiento deleitoso.

D.ª Carmen le quitó suavemente el sombrero, lo puso en un sillón contiguo y se inclinó para besarla amorosamente en la frente. Hace cuatro días justos que no has venido a verme, pícara. Ayer no he podido, mamá. Pasé casi todo el día arreglando mis cuentas, haciendo números. ¡Oh, qué horribles números! ¿Y por qué los haces? ¿No está ahí tu marido?

4 Y el tercer ángel derramó su copa en los ríos, y en las fuentes de las aguas, y fueron vueltas en sangre. 5 Y al ángel de las aguas, que decía: Señor, eres justo, que eres y que eras el Santo, porque has juzgado estas cosas; 7 Y a otro del altar, que decía: Ciertamente, Señor Dios Todopoderoso, tus juicios son verdaderos y justos.

Caemos en las ridiculeces de esas madres que alaban sin cesar a sus hijos delante de personas que ningún interés tienen. Además, aunque el estado de cristalero sea un estado noble, no faltan otros igualmente atrayentes. Seamos justos. Si todo el mundo fuera cristalero, ¿qué sería de nosotros, mi querido maestro?