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Actualizado: 17 de junio de 2025
Yo creo que en tales extravagancias del humor influyen los vaivenes políticos, las jugadas de Bolsa, y, más que nada, el tiempo; una noche de lluvia y de ventisca agría el carácter de los espectadores, y, sin que ellos lo adviertan, les irrita y predispone á la protesta; la noche, en cambio, que sigue á un día tibio y soleado, inclina á los espíritus á la indulgencia, el aplauso y la risa. ¡Tan poco somos, tan poco valemos, que todo el rumbo de nuestras ideas basta á cambiarlo á veces un simple vaso de vino ó un rayo de sol!
El culpable y el responsable de lo que aquí pasa, es usted y sólo usted; sus locas jugadas de Bolsa, sus francachelas, sus inconsecuencias, es la casa quien lo ha pagado y si la casa ha perdido su crédito, se lo debe a usted y sólo a usted.
Así, pues, ¿te preocuparás de trajes después de casada? Siempre. ¿Y de tu esposo? Señor exclamó de pronto mi compañero, ¿no tiene usted bastos? ¡Vaya si tengo! ¿Por qué, pues, no los ha echado usted? Dispénseme, estaba escuchando... mejor dicho, combinando... y contaba las cartas ya jugadas.
Los demás hicieron lo mismo, aunque de vez en cuando se les escapaba por la nariz el flujo de la risa. Jaime Moro seguía ganando. Y se mostraba alegre y charlatán, comentando cada una de las jugadas con prolijidad. Era un guapo joven de barba negra recortada, facciones correctas, ojos rasgados sin expresión y tez suave y sonrosada.
Una familia india compuesta del matrimonio y un chico, puede muy bien extraer al día una arroba de filamento: cantidad que al declinar la tarde y dejar en reposo la cuchilla del tosco aparato que limpia la hebra se parte entre el trabajador y el dueño de la plantación á quien generalmente vende con arreglo á la cotización del día, pues es de advertir que el precio del abacá es objeto de fluctuaciones que diariamente comunica el telégrafo, imponiendo precios los mercados de Inglaterra; dando esto lugar á que con los acopios de abacá se concierten verdaderas jugadas, en las que el dueño del almacén hace adelantos al dueño del textil, y según que los telegramas señalan bajas ó alzas, así se cobran ó se abonan márgenes, nombre que equivale á lo que aquí se llaman diferencias.
Desde que su principal se dedicaba en cuerpo y alma a la Bolsa, animado por ciertas jugadas de fortuna, Juanito era de hecho el dueño de la tienda.
Con la Petra y su compañera Cuarto e kilo, que probaban fortuna en casi todas las extracciones, no quería cuentas, mejor se entendería para este negocio con Pulido, su compañero de mendicidad en la parroquia, del cual se contaba que hacía combinaciones de jugadas lotéricas con el burrero vecino de Obdulia; y para cogerle en su morada antes de que saliese a pedir, apresuró el paso hacia la calle de la Cabeza, y dio fondo en el establecimiento de burras de leche.
Unos botecitos en desorden dejaban escapar vagas exhalaciones de esencias más preciosas. Y revueltos con los objetos de tocador y las ropas íntimas, distinguió cartones de los que dan en el Casino á los clientes para apuntar las jugadas; unos con marcas rojas ó azules en sus columnas, otros perforados por un alfiler de sombrero á falta de lápiz.
Cuadros, a quien la derrota había privado de fuerzas para discutir su pretendida infalibilidad en jugadas de Bolsa, contestaba afirmativamente al viejo y parecía aceptar todos sus consejos; mas no por esto se hallaba menos decidido a seguir a su grande hombre, sosteniéndose a la baja, como medio seguro de conquistar los soñados millones.
Seducido por los guisos de fonda que saboreaba en los banquetes conmemorativos de grandes jugadas, no podía avenirse con el talento culinario de su Teresa, y había tomado una cocinera procedente de una gran casa. La riqueza improvisada daba al señor Cuadros un airecillo petulante y fanfarrón.
Palabra del Dia
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