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Actualizado: 24 de julio de 2025


Pues son... deben de ser... Entonces el caballero de la camisa limpia soltó el periódico y sin mirar a la joven preguntó: ¿Qué día fue eso? El veinte pasado: miércoles, a las dos contestó ella tristemente. Pues poca duda cabe repuso el caballero lunes, uno; martes, dos; miércoles... dos días y medio, que a cuatro cincuenta de jornal... son once pesetas con veinticinco céntimos.

Lo mismo ha sucedido con los que han trabajado de calafates en los barcos de San José; y, en fin, cuantos se emplean en estos términos trabajan con gusto y empeño. Todos los españoles empleados en los pueblos tienen uno o más indios que los sirven, sin darles más jornal que la comida, el vestido y algún corto realillo.

Los hombres trabajaban lo mismo de noche que de día, ayudados por sus familias, en un noble aislamiento, sin la emulación de grupo ni el miedo al aperador. El hombre no era un esclavo en cuadrilla: rara vez se conocía allí el bracero a jornal. Cada uno cultivaba lo suyo, y los vecinos se ayudaban en las faenas difíciles.

El señor Fermín se conmovía recordando esta época feliz, que fue la de su matrimonio con la pobre mártir, como él llamaba a su difunta mujer. Se reunían los compañeros de trabajo en las tabernas todas las noches, para leer los papeles públicos, y la caña de vino circulaba sin miedo, con la largueza del jornal abundante y bien retribuido.

Fomentar el vicio y nada más. Esa gente no ahorra: esa gente no ha ahorrado nunca. A ver: que me presenten un jornalero que tengo guardados sus ahorros. Callaban todos, moviendo la cabeza con asentimiento. Nadie presentaba el trabajador exigido por Dupont, y éste sonreía triunfante, esperando en vano al ser prodigioso que lograra ahorrar una fortunilla sobre su jornal de pocos reales.

Maltrana creyó que su dicha amorosa huiría para siempre así que aquellas manos hermosas se viesen sometidas a la esclavitud del jornal. El engranaje de la miseria agarraba a sus víctimas para no soltarlas jamás. Si ella trabajaba, viviría siempre condenada al trabajo: jamás tornarían a su nido la alegría y la abundancia.

Total: exponer la vida y la libertad para salir a fin de mes por un jornal de seis reales. ¡Y todavía los guardas ladrones, que gozaban de un buen sueldo, les perseguían sañudamente!... Los de caballería eran objeto de sus maldiciones.

Hasta la noche del domingo estaban con sus familias entregando los ajorros a las mujeres; la parte de jornal que les restaba después de pagar el costo. El sacerdote mostraba su extrañeza al ver que los viñadores se habían quedado en Marchamalo siendo domingo. Porque son muy buenos, padre dijo el capataz con acento hipócrita.

Que no beban, que no jueguen, que no malgasten el jornal, y esos efectos del mercurio no serán para ellos funestos.... Pero, claro está añadió volviéndose hacia los caballeros que se habían acercado : ¿cómo ha de resistir en la mina un cuerpo que en vez de alimento, sea el que sea, tiene dentro un jarro de aguardiente amílico?

Celipín, por amor de Dios, piensa bien lo que dices. No lo puedo remediar. Ya ves cómo nos tienen aquí. ¡Córcholis! No somos gente, sino animales. Nada, nada, no somos más que bestias que ganamos un jornal.... ¿Pero no me dices nada? La Nela no respondió... Quizás comparaba la triste condición de su compañero con la suya propia, hallando esta infinitamente más aflictiva.

Palabra del Dia

buque

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