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Actualizado: 16 de julio de 2025


Necesita hablar con la hija del jardinero, una mocosa que él ha visto andar á gatas, pero que ya tiene diez y seis años y no ofrece mal aspecto. Trabaja en una sombrerería de Monte-Carlo, y sigue las modas lo mismo que una señorita. El coronel cuida de la renovación de sus zapatos de altos tacones, de sus faldas cortas, de sus boinas y sombreritos, de sus collares de falso ámbar.

Pero el jardinero, para no estar solo en su, gran habitación de las Claverías, se había casado tres años antes con la hija del sacristán y tenía un hijo. Además, no podía despegarse de la iglesia. Era un sillar más de la montaña de piedra; se movía y hablaba como un hombre, pero tenía la seguridad de perecer apenas saliese de su jardín.

Primeramente, Castro... Luego, Novoa. Hasta el coronel estaría en aquel momento paseando ante la tienda de una modista, á la espera de la chica del jardinero. Quedaba Spadoni, pero su fidelidad valía poco. Para él no existía otro femenino que el de la ruleta. Se detuvo el carruaje más allá del Museo Oceanográfico, donde empiezan los jardines de San Martino. Alicia pagó al cochero.

El jardinero, cada vez más extenuado y viejo, movía la cabeza.

Cuando durante mis paseos por estos lugares me olvido de mismo y, ensimismado en profundas cavilaciones, me dejo caer sobre el césped, sólo me arrancan de la soledad las pisadas del viejo podador, nuestro antiguo jardinero, que viene a visitar sus plantas como yo mis tristes recuerdos y mis fantásticas apariciones.

Era la misma de la tarde del desafío, cuando encontró á la inglesa con los dos ciegos; una voz hermosamente grave, en la que parecían gotear lágrimas. Toledo sólo apareció algunos instantes después, saliendo del pabellón del jardinero, para encontrarse con el príncipe, que regresaba pensativo hacia su «villa». Lubimoff habló para darle una orden con tono duro.

»Con los brazos cargados de flores y el corazón rebosante de alegría salimos de casa del jardinero y emprendimos el camino hacia la quinta de Ville d'Avray. »Ya lo ve usted, Antoñita: el doctor Avrigny, que en cierta ocasión supo salvar a la hija de aquel hombre, no ha logrado salvar ahora a su propia hija.

Casi nada; una bagatela, interrumpió el doctor.... Vamos á ponerle esto en su sitio inmediatamente.... Tiene una contusión en la cabeza.... Parece que le han atropellado unos caballos, según me ha dicho el jardinero.... Sin duda la herida de la frente ha sido causada por una herradura.... El pulso es bueno ... la respiración, regular.... Si ustedes quieren darme media docena de toallas le arreglaré este hombro, con la ayuda de estos dos buenos muchachos....

"Id en mal hora; e jardinero os recoja para sus eras, que non limpia e aseada dueña doña Aldonza."

Decidiose que Carmen, con la planchadora y el jardinero, irían a recorrer la huerta, pues se sospechaba que faltándole práctica, no había de volar muy lejos del primer arranque, mientras Marta y Ricardo lo buscarían por toda la casa en la contingencia de que se hubiese quedado dentro brincando por las salas, como lo había hecho ya otra vez.

Palabra del Dia

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