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Actualizado: 11 de julio de 2025


Ya se había comido a muchos de ellos. El rey había enviado mucha gente para matarlo. Algunos de estos hombres se habían fugado por miedo; el jabalí se había comido a los 15 otros. Dijeron al rey que había en la ciudad un hombre muy valiente que se llamaba Don Juan Bolondrón Matasiete. ¡Oh! dijo el rey. Debo conocer a este hombre. Díganle que venga al palacio al instante.

Animada la chica con lo que veía y olía, se armó de un cuchillo y de un trinchante, y se lanzó con resolución sobre la cabeza de jabalí.

No bastaba que adoptase continente grave y mantuviese con él pláticas largas acerca de la alza o baja de las acciones del Banco, ni que le loase la casa por encima de todas las fábricas modernas y le diese útiles consejos en el juego del chapó. De todos modos el gracioso de Lancia observaba allá, en el fondo de sus ojazos encarnizados de jabalí, una nube de recelo que no podía disipar.

El aceite de Tayabas se confunde con el de la Laguna y se da al comercio con este nombre. Tanto en las quebradas de sus montes como en las florestas de sus valles, se cría en abundancia caza mayor y menor, figurando en la primera el carabao cimarrón, el venado y el jabalí; en la segunda, hay una gran variedad de pájaros, siendo de notar la gran colección de palomas.

Pues a no ha de pasarme lo que a don Enrique el Doliente que, no embargante ser rey y de los tiesos, llegó día en que no tuvo cosa sólida que meter bajo las narices, y empeñó el gabán para que el cocinero pudiera condimentarle una sopa de ajos y un trozo de jabalí ahumado. Que me llamen a don José Antonio.

Mas el pianista, respetuoso de los privilegios que merece el genio, se excusó modestamente y pidió perdón con la mirada y la sonrisa á su rival el griego. Era un hombre obeso, casi cuadrado, de tez morena y lustrosa, bigote negro y unos ojos algo oblicuos, de fijeza agresiva, que recordaban los del jabalí.

Nunca la había visto irritada hasta entonces y la hallaba no menos graciosa bajo aquel nuevo aspecto. ¿Tengo acaso el derecho de enojarme? preguntó. Cierto es que anoche tuviste a bien decir que cada hora pasada lejos de era una hora perdida. Pero tratándose de un jabalí enorme ya es cosa muy diferente. Tan enorme que quizás sea yo cazado por él. Flavia nada dijo.

Sentíase la buena señora transportada a sus verdes años; casi olvidaba su pobreza, y movida del generoso instinto que en aquella edad primera había sido fundamento de su carácter imprevisor y de sus desgracias, propuso a Nina que se trajeran para Frasquito dos botellas de Jerez, pavo en galantina, huevo hilado, y cabeza de jabalí.

El batallón, reducido a la mitad, formó el cuadro detrás de la aldea de Charmes y subió lentamente por el valle del Sarre, deteniéndose de vez en cuando, como un jabalí herido que hace frente a la jauría, cuando los hombres de Piorette o los de Falsburgo le hostigaban mucho. Así terminó la gran batalla del Falkenstein, conocida en la sierra con el nombre de Batalla de las Peñas.

Que esto sea dentro de un año, de dos, de veinte, poco importa, con tal que suceda. Mientras más tiempo espere más ganas tendré; las buenas tajadas se comen frías, como la cabeza de jabalí con vino blanco. El contrabandista decía tales palabras de una manera sencilla; pero los que le conocían adivinaban en ellas algo peligrosísimo para Yégof.

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