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Actualizado: 11 de julio de 2025


Cinco mozos de Rivota y tres de Lorío le tenían envuelto y acosado como jauría de perros á un jabalí feroz. Quino, rodeando con la chaqueta su brazo izquierdo á modo de escudo, paraba y contestaba con habilidad los garrotazos que le dirigían, pues era diestro esgrimidor de palo. Llegó un instante, sin embargo, en que los golpes menudeaban de tal manera que le fué imposible pararlos.

Arqueros y hombres de armas se tendieron sobre cubierta, en cumplimiento de las órdenes del barón. Cerca de la proa colgaba de una robusta lanza el escudo de armas de Butrón, una cabeza negra de jabalí en campo de oro, y en el centro de la proa Reno el veterano clavaba el estandarte con las cinco rosas de Morel.

Cuando llegaron donde se encontraba Materne, que mandaba un pelotón de hombres, cuyo número ascendía a cerca de doscientos cincuenta, Hullin halló al cazador en disposición de fumarse una pipa, con la nariz roja como un ascua y la barba erizada por el frío, como piel de jabalí. ¡Eh! ¿Eres , Juan Claudio? , vengo a estrechar tu mano.

En esto, atravesaron al jabalí poderoso sobre una acémila, y, cubriéndole con matas de romero y con ramas de mirto, le llevaron, como en señal de vitoriosos despojos, a unas grandes tiendas de campaña que en la mitad del bosque estaban puestas, donde hallaron las mesas en orden y la comida aderezada, tan sumptuosa y grande, que se echaba bien de ver en ella la grandeza y magnificencia de quien la daba.

¡No, por cierto! respondió Kasper ; ha llegado el invierno, el tiempo del jabalí. Después, dejando uno y otro las carabinas en el rincón de la ventana, al alcance de la mano, por si llegaba un caso de alarma, montaron la pierna por encima del banco y se sentaron frente a su padre, que ocupaba la cabecera de la mesa.

Los Jesuitas habian trazado sobre las paredes de este edificio el mapa muy detallado de la provincia, que debieron ellos conocer perfectamente; pero años ha que el capricho de un administrador hizo desaparecer este monumento precioso, para que ocupasen su lugar caricaturas groseras, ó la representacion, copiada de grabados europeos, de la caza del jabalí y del ciervo.

De lejos, los grupos parecían bandadas de grullas posadas sobre el hielo; pero de cerca se veía que eran hombres rudos, con las barbas erizadas como cerdas de jabalí, la mirada sombría, los hombros anchos y cuadrados y las manos callosas.

Y se alejó como un jabalí perseguido por la jauría entre silbidos y carcajadas, volviendo de vez en cuando la cabeza para escupirles el mismo esdrújulo injurioso. Las señoritas de Meré. En efecto, Emilita Mateo había logrado hacerse amar de un capitán del batallón de Pontevedra.

Gracias que yo partía con ustedes lo que me daban en las casas ricas, y una noche, ¿se acuerda? traje un hueso de jabalí que lo estuvo usted echando en el puchero seis días seguidos, hasta que se quedó mas seco que su alma puñalera. Yo no tenía obligación de traer nada: lo hacía por la Silvia, á quien cogí en brazos cuando nació de señá Rufinica, la del callejón del Perro.

Yo soñaba que estaba luchando con el jabalí y decía a mi esposa que el animal tenía la cara de 70 horma y los colmillos de lesna, y esto es todo. El rey estaba satisfecho y su hija también y los dos esposos vivieron felices muchos años.

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