Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 4 de julio de 2025
Pero conocemos nuestra obligación, y con dos varas de tul y seis de percalina hacemos un traje que los que no lo entienden piensan que vale un dineral.... Lo mismo que lo que ahora llevo puesto...; pues cuatro veranos tiene, y Dios sabe lo que tirará todavía si no se van del mundo el agua, el jabón y las planchas.... ¡Vaya! Si yo estoy en eso mismo, hija mía.
Juanito le curó las heridas, que eran leves, con árnica, y luego, ayudado de Atanasio el jardinero, le lavó con jabón y un estropajo. Entonces se vió que Fortuna no era tan feo como parecía bajo el andrajoso manto de la miseria, que con un buen collar y bien alimentado podía presentarse en cualquier parte sin que su amo se avergonzara.
¡Es muy distinto, Lorenzo!... Y aun asimismo, a fuerza de ejercicio perseverante y metódico, el enteco puede llegar a imitar al changador; pero en cambio tú no me negarás que el hombre más sucio y desidioso de su persona puede reaccionar y ponerse, en una hora, a la altura del más higiénico y acicalado... ¿no es verdad?... todo es cuestión de jabón... ¡mucho jabón!... y agua en abundancia.
Anda, hija mía... No te mojes mucho... No te pongas al sol... No batas demasiado la ropa contra la piedra... No gastes mucho jabón. Y allá va Flora camino del río con mucho más peso en la cabeza que las damas que pasean sus sombreros dernière creation por el Retiro, pero acaso con menos en el corazón.
Son cuarenta y tres... ¿Ha comprado V. el jabón? Nada más que una pastilla... no me acordaba si la señora me había mandado comprar dos o una... Le había mandado comprar dos; pero no importa... ¿Dónde la ha puesto V.? En la alcoba, sobre la mesa de noche. Al pronunciar estas palabras entró en la alcoba para buscar la pastilla. Cuando llegó cerca de la mesa, dio un grito de terror.
Tomé el jabón con tanto desvarío 1905 Para lavar de un bárbaro despojos, Que hasta los paños me llevaba el río, Mayor con la creciente de mis ojos. Cantaban otras con alegre brío, Y yo, Leonor, lloraba mis enojos: 1910 Lavaba con lo mesmo que lloraba, Y al aire de suspiros lo enjugaba.
No lo dejes para última hora, porque... eso no vale. Tú tampoco eres trigo limpio, y el día que hagas sábado en tu conciencia, vas a necesitar mucha agua y jabón, mucha escoba y mucho estropajo...». Con tan buena fe lo dijo, que Fortunata no podía ofenderse.
El piso húmedo, untado de una especie de jabón negro, era resbaladizo; pero ella se sostenía bien, y en caso de apuro se colgaba del protector brazo de su padrino. El ruido era infernal. Subían los carros de la carne con las movibles cortinas de cuero chorreando sangre, y su enorme pesadez estremecía el suelo. Los carreteros apaleaban a las mulas.
¡Mamá, no sabes lo que han hecho en mi cuarto esos chicos! profirió Eulalia con trabajo y dispuesta a sollozar. ¡Todo lo han revuelto y estropeado!... ¡Los polvos de los dientes llenos de agua!... ¡Los frascos de esencia abiertos y menos de mediados!... ¡El jabón hecho una repla!... ¡Los cepillos de dientes por el suelo!... ¡La esponja llena de porquería!... ¡La colcha de mi cama llena de betún!
El barbero, obedeciendo la consigna, se acercaba, le embadurnaba la cara de jabón y le despojaba bonitamente de las barbas sin que don Jaime se despertase más que a medias. Echaba otro sueño, y al despertarse de veras solía decir a la criada que le servía el chocolate: Hoy es sábado; que llamen, al barbero.
Palabra del Dia
Otros Mirando