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Actualizado: 3 de mayo de 2025
Era éste un conjunto de cabañas miserables, hechas con palos, piedras y barro, cubiertas unas con hierbas y otras con un tejido especial formado por pelo de camello o de cabra. Nos encerraron en una choza, y Ryp y van Stein Stein nos comenzaron a interrogar. Smiles y yo dijimos la verdad: que nos habían dicho que allí había un tesoro y que habíamos ido a buscarlo.
Como no se paraba en barras cuando creía necesario interrogar a alguna persona, de buenas a primeras acometió a Ballester en esta forma: «Dígame usted, caballero, y dispense la confianza. ¿Es usted la persona que ahora... tiene más ascendiente con esta mujer?». Yo, señora... ascendiente no creo tenerlo... La conozco hace poco tiempo. Soy su amigo; me intereso algo por ella.
Algunos transeúntes se habían parado y formaron en torno de nuestro joven y de los niños un grupo que fue engrosando por momentos. Algunos quisieron ayudarle en la tarea: otros comenzaron a interrogar al mayor. Miguel les explicó lo que sabía, y causó gran indignación.
Giraud, dijo; tengo que hablar á usted de su señorito y de los amigos de éste... Hay cosas que los padres no saben nunca y que son siempre conocidas de los servidores... He preguntado á las señoras y quiero ahora interrogar á usted. Respóndame, pues, con toda franqueza y sin omitir nada. El señor puede estar tranquilo; contaré cuanto sepa. No tengo nada que temer ni que perder.
El subprefecto que es también hombre agradable, ó que, al menos cree serlo, lo que viene á ser lo mismo para su satisfacción personal, dijo entonces graciosamente, acariciando con una mano gordinflona sus espléndidas patillas, que había en el castillo muchos ojos bastante bellos para explicar tantos misterios; que sospechaba mucho que el intendente fuese un pretendiente, y que además el amor era padre legítimo de la locura é intendente natural de las desgracias... Cambiando de tono repentinamente: Sobre todo, señora agregó, si usted tiene la menor inquietud con respecto á ese individuo, le haré interrogar mañana mismo, por el cabo de la gendarmería.
El peatón, encantado de tan buena suerte, siguió a la anciana; Luisa iba detrás, y Juan Claudio marchaba tras ella, impaciente por interrogar a Brainstein sobre lo que había sabido por el camino referente a los acontecimientos que se desarrollaban; pero no pudo sacarle nada nuevo, sino que los aliados bloqueaban Bitche y Lutzelstein y que habían perdido varios centenares de hombres en el intento de forzar el desfiladero del Graufthal.
Pero estaba Raquel decidida a saberlo todo y calculaba el momento más propicio para interrogar a su hermana. Había notado que todo lo hacía como en una especie de alucinación, y comprendía que marchaba al casamiento con la muerte en el alma. Era preciso disuadirla a toda costa, salvarla. Esquivando al señor Molina, entraron ambas en el dormitorio de Adriana.
Separó un poco la silla de la mesa, se puso sesgada en su asiento, estiró una pierna, enseñó el pie, primorosamente calzado, y en verdad gracioso y pequeño, y como si se enjuagara con el Jerez y no pudiera hablar por esto, por señas empezó a interrogar a su marido, señalándole el pie que enseñaba, y después indicando con un dedo levantado en alto, que movía al compás de la cabeza, algún lugar lejano.
Los modernos idiomas, balbucientes e imperfectos aún en la Edad Media, se desenvuelven con pasmoso florecimiento y producen obras maestras en varias literaturas; se agranda y llega a ser casi cabal, en la mente humana, el concepto del universo visible; se conocen por experiencia las cosas materiales de la tierra y del cielo; renace la antigüedad clásica, y al renacer, y al ser imitada, el prurito de la imitación engendra nueva y original poesía, divinas creaciones artísticas, flamantes sistemas filosóficos y hábiles métodos de observación y de estudio para interrogar a la naturaleza y al espíritu humano y arrancarles sus más hondos secretos.
Delante del P. Enrique no osaron interrogar a don Acisclo; pero el Padre se iba siempre a las diez de la tertulia, porque nunca cenaba, y Pepe Güeto y su mujer se quedaban a cenar todas las noches allí. La cena solía durar hasta las once, y además casi siempre permanecían de sobremesa los señores, mientras que cenaban los criados, siendo este el momento de mayor confianza y alegría.
Palabra del Dia
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