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Actualizado: 6 de junio de 2025


Su embarazo era lo mismo que los otros. Debía dejarle en paz. Tenía asuntos más graves en que pensar; estaba desesperado por las injusticias de que era objeto. Nadie hacía caso de la juventud; no la abrían camino... Y después de estas lamentaciones dormíase, mientras Feli, en la obscuridad, se pasaba las manos interrogantes por aquella montaña, motivo al mismo tiempo de alegría e inquietud.

Acababa de morir. Maltrana quedó inmóvil, con la cabeza baja, anonadado por la noticia. Después fijó en el doctor sus ojos interrogantes. ¿Y qué han hecho de ella?... ¿Y el cadáver? ¡Dime, por Dios, dónde lo llevaron!... Sentía un remordimiento inmenso por su egoísmo y su cobardía. Deseaba visitar su tumba, ya que había pasado los días vagando, sin atreverse a verla en el hospital.

¡Margalida! ¡Margalida! Y tras estos llamamientos, que excitaban la curiosidad de la atlota haciendo que elevase los ojos para fijarlos interrogantes en los de Febrer, éste se lanzó por fin a hablar, preguntándola por los progresos de su noviazgo. ¿Se había decidido por alguien? ¿Quién iba a ser el afortunado? El Ferrer... ¿el Cantó?...

Era una respuesta aplastante, en efecto, a la crítica de Leporello nutrida de sana doctrina retórica y adornada con todos los recursos que proporciona al discurso la ortografía española; signos de admiración, interrogantes, puntos suspensivos, paréntesis, etc., etc. Tristán, muy caviloso, apenas le escuchaba.

El ingeniero miró á su novia, que le contemplaba con ojos interrogantes, de una candidez alarmada, como si temblase ante su respuesta. Sanabre recordó un momento á Fausto en el jardín de Margarita. Otra muchacha inocente, aunque menos apasionada que la burguesilla germánica, le preguntaba á él en un jardín cuál era su religión.

Los ojos interrogantes de Lubimoff quedaron fijos en la inglesa. ¿Qué luz y qué camino eran estos?... Pero otra cosa le interesaba más: la causa de su visita, aquella misión que le había encargado la duquesa para él. Lady Lewis adivinó sus pensamientos. Me ha pedido que le vea, príncipe; es su último deseo al huir del mundo.

Entre tanto, la Inquisición, una viejecilla que no se podía tener, estaba pegando fuego á la hoguera que había hecho con interrogantes gastados, palos de T y paréntesis rotos, en la cual hoguera dicen que queria quemar á la Libertad que andaba dando zancajos por allí con muchísima gracia y desenvoltura.

-Un amigo y discreto -respondió don Quijote- era de parecer que no se había de cansar nadie en glosar versos; y la razón, decía él, era que jamás la glosa podía llegar al texto, y que muchas o las más veces iba la glosa fuera de la intención y propósito de lo que pedía lo que se glosaba; y más, que las leyes de la glosa eran demasiadamente estrechas: que no sufrían interrogantes, ni dijo, ni diré, ni hacer nombres de verbos, ni mudar el sentido, con otras ataduras y estrechezas con que van atados los que glosan, como vuestra merced debe de saber.

Al notar la atención de Freya cambió el curso de sus miradas, balanceó el fino talle y contestó á los ojos interrogantes de ella con una sonrisa de ángel malo, dando á entender su discreción y habilidad para insinuarse á espaldas de mandos y acompañantes. ¡Ya está! dijo Freya entre carcajadas . ¡Ya tengo un nuevo enamorado!...

Y sonreía a Alcaparrón y sus hermanos, que se sentaban en el suelo en semicírculo sin decirla nada, mirándola con ojos interrogantes, como si quisieran atrapar a la fugitiva salud. Su tía, todas las tardes al volver, lo primero que preguntaba era si había arrojado aquello, aguardando que expeliera por la boca la pudredumbre, la mala sangre que el susto había acumulado en su pecho.

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