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Actualizado: 21 de octubre de 2025
Interiormente le faltaba todo: deseaba descansar después de aquella marcha ruidosa por la vida, en la cual había hecho, en pocos años, el mismo camino que otras familias de potentados sólo recorren después de varias generaciones.
Su rostro, cuando el General se hallaba en semejante estado de quietud, era benévolo y afable. Si alguno se le acercaba en demanda de algo, iluminaba sus facciones una expresión de cortesía y de interés, que bien á las claras demostraba que aun ardía interiormente el fuego sagrado, y que sólo la corteza exterior se oponía al libre paso de su luz intelectual.
Todos los jugadores hablaban como si lamentasen una muerte, pero con una compunción hipócrita, rugiendo interiormente de envidia triunfante al ver desvanecida aquella buena suerte absurda que amargaba sus noches. Avanzó Lubimoff su cabeza entre dos hombros, viendo á Alicia al mismo tiempo que está levantaba sus ojos. Se cruzaron sus miradas.
El oficinista seguía pensativo, con las cejas fruncidas, como si estuviese contemplando interiormente un espectáculo molesto para él. Veía una casita cerca de Buenos Aires, y en sus habitaciones, pobres y limpias, una mujer y varios niños. Pero esta visión no tardó en esfumarse, recobrando Moreno el mismo aire de seguridad autoritaria y vanidosa con que se había presentado al hacer su visita.
Además, la duda le hizo temblar interiormente. ¿Sabría valerse de esta arma primitiva?... Recordaba las risas de Flor de Río Negro comentando su torpeza; pero al evocar igualmente los alegres paseos con ella y verla ahora en tan angustioso peligro, sintió renacer su dura voluntad.
Además, todo va por las nubes, y dinero hay poco.... ¡Je, je...! Y el viejo reía como si gozase interiormente de repetir a su hermana en todos los tonos que era muy pobre. Vamos, cállate dijo doña Manuela con voz temblorosa, sin ocultar ya su irritación . Me disgusto cada vez que te oigo hablar de pobreza; sólo falta que me pidas una limosna.
Porque el amor nos permite leer en el corazón del ser amado, porque lo que la turbaba y la hacía sentirse avergonzada, no era su amor por mí, sino el temor de que así como yo había sido fingido Rey, hubiera representado también el papel de amante y recibido sus besos burlándome interiormente de ella.
Todos me parecían en aquel momento igualmente sospechosos y aborrecibles. «Yo no me apeo», dije interiormente, a pesar de que veía al conde aproximarse a las reses hasta casi tocarlas. Pero el prócer gozaba fama de temerario, y yo no tenía deseo alguno de adquirirla. ¿Qué tal los muruves? preguntó el mismo criado a un chulo que andaba por allí cerca. ¡No lo ves, hiho, qué animalitos de Dio!
Os habéis arreglado con la loca para engañarme. Aunque finjáis estar triste y asustada, interiormente, ¿verdad?, estáis contenta. El dinero que Federico os ha dado o prometido, os indemnizará de los resultados de vuestra vil traición. Marchaos, salid del castillo, y esperad delante de la puerta vuestros bagajes. Suplicad y rogad cuanto queráis; no volveréis a poner los pies en el castillo.
En medio de esta vida, que interiormente le avergonzaba, se conoció con Adriana en la casa de Charito González, antigua y leal amiga suya. Al principio no fue sino un sentimiento ligero, un suave placer de galantería y el encanto de oír las alusiones de las personas que frecuentaban la casa.
Palabra del Dia
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