Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 3 de junio de 2025
Casi al mismo tiempo que la de los palillos de dientes había nacido en don Rosendo Belinchón la afición a escribir comunicados a los periódicos: es decir, que databa de una remota antigüedad. Ardiente partidario de los progresos humanos, de las reformas en todos los órdenes, de la discusión y de la luz, claro está que la prensa había de infundirle respeto y entusiasmo. Los periódicos habían sido siempre un elemento indispensable de su existencia. Estaba suscripto a muchos nacionales y extranjeros; porque, como educado para el comercio, conocía bastante bien el francés y el inglés, y nunca le había faltado, ni aun en los días más ocupados, un par de horas que dedicar a su lectura. Estas horas se aumentaron considerablemente desde hacía algunos años, no sin que se resintiese por ello el bacalao. El goce que nuestro héroe experimentaba por las mañanas después de tomar el chocolate tragándose los artículos de fondo del Pabellón Nacional, los sueltos de La Política y las Nouvelles
Después que todos fueron a estrechar la mano, del maestrante, formose un grupo enmedio del salón. Amalia, en el centro de él, despedía a sus amigas besándolas cariñosamente. Estaba pálida y sus ojos inciertos despedían miradas febriles. Al estrechar la mano del conde volvió la cabeza hacia otro lado, fingiendo distracción; se la estrechó con fuerza tres o cuatro veces para infundirle ánimo.
Veo que es inútil querer infundirle un poco de sentido común... Bueno; accedo á representarle, pero con la condición de que será para arreglar el asunto lógicamente, evitando el duelo. El contratista tomo una actitud caballeresca, como si acabase de recibir una ofensa. No; el duelo lo quiero á muerte. Yo no soy un cobarde ni he venido en busca de arreglos.
La perspectiva que ofrece lo porvenir, no es, en verdad, nada risueña; aquel mundo fabuloso lleno de belleza ha caído poco á poco en olvido, borrándose de la memoria del pueblo, y los esfuerzos que se hagan para infundirle aliento tendrán ó no favorable éxito, mientras es cierto que si alguna vez hemos de tener una literatura dramática original y rica; si alguna vez hemos de poseer un teatro, que no sirva sólo de entretenimiento y pasatiempo á los ociosos, sino que merezca el nombre de nacional, ha de lograrse merced á los esfuerzos de poetas, que, renunciando á toda imitación extranjera, sigan únicamente su particular inspiración, apropiándose sin rebozo el copioso caudal de nuestras tradiciones populares, é identificándose por completo con ellas, porque viven en la fantasía, en los corazones y en los labios del pueblo.
No puedo remediarlo, contestaba Clotilde, estoy hablando y pienso al mismo tiempo en que eres tú el autor y me imagino que no va a gustar el drama y me asusto. Inocencio se desesperaba; dirigíale ruegos, advertencias, argumentos, la acariciaba, sin tener en cuenta que le veían: trataba de infundirle valor, excitando su amor propio de artista; en fin, hacía todo lo imaginable para salvar su obra.
Supuse por un momento que tú eras él. ¡Qué emoción cuando le vea!... Porque yo le veré. La desgracia no puede durar eternamente. ¿No crees tú que le veré?... Sus ojos entornados sonreían á una lejana visión de esperanza. Y Miguel, que había permanecido silencioso mucho tiempo, habló para infundirle ánimo. ¡Pobre mujer! Sí; vería á su hijo. A la edad de él se resisten todas las fatigas.
Acrecer el valor intrínseco de un pueblo, y realzarlo á sus propios ojos es darle ciertamente una existencia nueva, es infundirle el ánimo necesario para que pueda salir de su funesto adormecimiento, y encaminarse rápidamente hácia las mejoras de toda especie.
El taller entero tenía entrañas maternales para aquellos niños y su valerosa hermana, afirmando que sólo la Virgen era capaz de infundirle los ánimos con que trabajaba, sostenía las criaturas, y vivía alegre y contenta como un cuco. Del casco mismo de Marineda procedía la otra amiga de Amparo: aunque frisaba en los treinta, su menudo cuerpo la hacía parecer mucho más joven.
Es claro: lo que quieren es engañar al pueblo, infundirle miedo con su orden, y siempre con su orden.... Mientras vivan ciertos hombres dijo el Doctrino sombríamente, nada adelantaremos. No conviene ahora decir quiénes son esos hombres que deban desaparecer; pero á su tiempo se nombrarán.
«Va á venir», pensaba, encontrando incomprensible esta ausencia, mientras en torno de él roncaban los compañeros exhalando un vaho alcohólico. La tranquilidad de la noche acabó por infundirle un nuevo miedo, más intenso que todos los que llevaba sufridos. Adivinó que iba á pasar algo extraordinario, algo inconcebible, cuyo misterio aumentaba su pavor. Y así fué.
Palabra del Dia
Otros Mirando