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Actualizado: 3 de mayo de 2025
El estado de ebriedad en que se hallaba no le valió de excusa ante el señor Aubry, que lo despidió. Desde ese día, el sentimiento de Juan hacia su protector se convirtió en verdadera idolatría. Los actos justos conmueven infinitamente a los niños. Por segunda vez, el señor Aubry hería el corazón de su protegido.
Nadie ha dicho que esta vision se hiciese por medio de una idea, antes bien los teólogos enseñan lo contrario, entre ellos Santo Tomás. Tenemos pues la identidad unida con la representacion, es decir la esencia divina representándose ó mas bien presentándose á sí propia á los ojos del espíritu humano. El dogma de la inteligencia divina nos enseña que Dios es infinitamente inteligente.
Acostó su cara sobre la mejilla izquierda, y cómoda así, fijó los ojos en mí. No sé qué me decían sus ojos; posiblemente me daban toda su vida y toda su alma en una entrega infinitamente dichosa. Sus labios me dijeron algo, y tuve que inclinarme para oir: Soy feliz se sonrió. Pasado un momento sus ojos me llamaron de nuevo, y me incliné otra vez.
En cuanto a temple de alma y energía, son infinitamente superiores a la generación que les ha sucedido. Sobre todo, lo que más les distingue de nosotros son sus modales finos, su política ceremoniosa y sus ademanes pomposamente cultos. En los estrados no tienen rival, y no obstante que ya están desmontados por la edad, son más galanes, más bulliciosos y alegres con las damas que lo son sus hijos.
La paz, la modestia del silencio... «Afirmar valientemente mi fe cuando se presente la ocasión, sin tratar de imponérsela a los demás.» También esto me gusta extraordinariamente. Pero, señor cura, «hacer amar la fe haciendo amar en mí las virtudes que le debo...» ¡Señor! ¡Virtudes! Yo, tan débil, y que no tengo más que instintos ora buenos, ora malos y casi siempre infinitamente medianos...
Era morena, de facciones regulares, magníficos ojos negros y boca algo grande con unos dientes como perlas. Una mañana desapareció y no se ha vuelto á oir hablar de ella sino con el nombre de Jenny Hawkins, que suena infinitamente mejor que Juana Baud ó Baudier. Los ingleses la creen compatriota y eso les halaga. ¿Cuánto tiempo hace que se marchó? Debe hacer unos tres años.
No crea en esas sacudidas me dijo Zapiola con aire tranquilo y serio. Casi nunca se sabe al principio lo que pasará o se hará después. Yo tengo en mi matrimonio una novela infinitamente más complicada que la suya; lo cual no obsta para que yo sea hoy el marido más feliz de la tierra. Oigala, porque a usted podrá serle de gran provecho.
Este misterio, ¿no está indicando que en el fondo de todas las cosas hay unidad, identidad, que el ser que conoce es el mismo ser conocido que se aparece á sí propio bajo distinta forma, y que todo lo que llamamos realidades no son mas que fenómenos de un mismo ser siempre idéntico, infinitamente activo, que desenvuelve sus fuerzas en sentidos varios, constituyendo con su desarrollo ese conjunto que llamamos universo?
Más que las rocas de pórfido, de granito o de cuarzo. ¡Es un fenómeno maravilloso, increíble, Cornelio! Estos seres, infinitamente pequeños, débiles, gelatinosos, levantan barreras que las tempestades no pueden destruír. Se apoderan de los átomos de carbonato de cal que hay en las aguas y los transforman en materiales de construcción, con los cuales forman rocas indestructibles.
Sin ir más lejos, mañana habrá cuestión. ¿No es mañana San Isidro? JOAQUÍN. Sí. ISIDORA. Pues yo deseo ir a la pradera y ver la romería, que nunca he visto, y él se empeña en que no he de ir... Allá veremos. ¡Dios de mi vida, qué tarde! JOAQUÍN. ¿Y cuándo te veré? JOAQUÍN. Abur, chiquilla. Vale infinitamente más que yo. Capítulo VII Flamenca Cytherea
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