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Actualizado: 19 de junio de 2025
Es un pedazo de pan, pero se vuelve una fiera cuando le hablan de su hija. Aunque la encontrásemos y se la trajésemos, no querría admitirla. Se indigna como si le propusieran un sacrilegio. No podría sufrir con calma su presencia en la casa que fue de vuestros padres. Además, aunque no lo dice, teme el escándalo de todos los vecinos de las Claverías, que conocen lo ocurrido.
Hemos logrado nuestro objeto. Hasta el Cielo se indigna de tal crimen. ¡Vámonos, por tanto, a nuestros penates, Cleopatra! CLEOPATRA. ¡No quiero ir a los penates! LAS DEMÁS MUJERES. ¡No queremos ir a los penates! ¡Abajo los penates! ¡Nos quedamos aquí! ¡Nos insultan, quieren raptarnos! ¡Salvadnos! ¡Defendednos! Poco a poco hacen retroceder a éstas hasta el foro.
Te ruego le dijo que nos dejes solos. El marqués dudó un momento indicándole con la mano a Beatriz tendida e inerte sobre el banco. ¿Me crees capaz le preguntó el pintor de maltratar a una mujer, aun cuando sea tan indigna como ésa?
Pero el Rey, al contemplar á Doña Blanca, siente arder en su pecho violenta pasión, y para satisfacerla, toma la indigna resolución de nombrar á D. Martín general del ejército para seducir en su ausencia á Doña Blanca. D. Martín, no sospechando nada, accede á los deseos del Rey, el cual, sobornando á los criados, se introduce la noche siguiente en el dormitorio de Doña Blanca.
Quise aparecer y aparecí a sus ojos como la más fina y complaciente de las amigas, como bastante capaz de entender y de apreciar el valer y las excelentes prendas de toda su persona y como no indigna de obtener su amistad y su aprecio; pero todo, sin llegar a ser y sin mostrarme siquiera profundamente enamorada, y sin propender a infundirle de mí otro concepto que el de una mujer alegre, fácil y galante.
Se separaron fríamente: ella cabizbaja, triste, cerrando los ojos, haciendo esfuerzos para no llorar; él enfurruñado, sardónico, como un hombre que se indigna al verse defraudado en sus esperanzas. Antes de dormir, Ojeda exhaló toda su cólera.
En una palabra, Ruiloz iba a penetrar en el alma de Julia: si ésta procuraba la muerte de Clotilde, era señal de que seguía enamorada de Javier, o de que sin amarle era rencorosa hasta la perversidad, e indigna de ser querida; si lo contrario, demostraría primero que su corazón era incapaz de venganza, y tal vez que su amor a Javier era sentimiento extinguido.
Las encontré en una carretada de cartas rotas, trajes viejos y retales que me llevé de su casa... Pensé un momento en devolverlas, pero me quedé con ellas, y no me arrepiento. Los herederos eran gente indigna. El joven apartó a un lado estos adornos ridículos, para revolver con ávidas manos el resto del montón. Fíjate en ese rosario dijo la vieja : todo de perlas finas. Era de una dama de palacio.
A Germán, que no pareció por Loreto, se le atribuían quince años. «Por este lado no había dificultad». Doña Camila se creyó obligada en conciencia a indicar algo a la familia. Al padre no; sería un golpe de muerte. Escribió a las tías de Vetusta. «¡Era el último porrazo! ¡El nombre de los Ozores deshonrado! porque al fin Ozores era la niña, aunque indigna».
Quintanar no le perdonaba a Zorrilla la ocurrencia de atar a Mejía codo con codo, y le parecía indigna de un caballero la aventura de don Juan con doña Inés de Pantoja. «Así cualquiera es conquistador». Pero fuera de esto juzgaba hermosa creación la de Zorrilla... aunque las había mejores en nuestro teatro moderno.
Palabra del Dia
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