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Actualizado: 24 de noviembre de 2025


Si os aventurais á ir á ver á la reyna, le dixo, acelerais su muerte; y si hablais con el rey, tambien es perdida. Yo me encargo de su suerte, seguid vos la vuestra: esparciré la voz de que os habeis encaminado hácia la India, iré pronto á buscaros, y os diré lo que hubiere sucedido en Babilonia.

Es preciso haber pasado un día en la India y sentir las fatigas del cansancio y la sed, para comprender en todo su valor lo que significan los ecos de la campana del convento. El fraile del Oriente difiere completamente del que vulgarmente se conoce; por esa misma razón lo juzgan algunos mal.

San Isidoro afirmaba que la isla Trapobana «hervía de perlas y elefantes, y que en ella el oro era más fino, los elefantes más grandes y las margaritas y perlas más preciosas que en la India». Junto a la Trapobana había dos islas, la de Chrise, que era toda de oro, y la de Argyra, toda de plata.

¿Y quién es ese tío? Un señor marino que estuvo en la India y en el Perú, que dice que conoce á V., que hace poco ha venido á vivir á Villabermeja, y que anoche llegó aquí á pasar una temporada. Ese es el Comendador Mendoza dijo D. Valentín, con cierto júbilo de saber que había llegado un antiguo amigo. Justamente, papá, así se llama: el Comendador Mendoza; un señor muy fino, si bien algo raro.

Horatius no perdonó la ocasion y, sin hablar tampoco ni de los muertos, ni de la pobre india asesinada, ni de los atropellos, le contestó en su Pirotecnia: «Despues de tanta caridad y tanta humanidad, Fray Ibañez, digo Ben Zayb, se reduce á pedir para Filipinas. Pero se comprende. Porque no es católico y el sentimiento de la caridad es más latente, etc., etc., etc. Talis vita finis ita.

Las doctrinas de esto que llaman teosofía, novísima en Europa, aunque antiquísimas en la India, no habían aportado aún por Villalegre, y doña Inés no podía, fundándose en ellas, suponer que su ser íntimo constaba de siete diversos principios; pero doña Inés sabía que Platón daba, poco más o menos, tres almas a todo ser humano.

Es preciso comprender y acabar de persuadirse que Manila ni personifica ni representa más que un pueblo grande, que en vez de reflejar las costumbres de la India lo hace más bien de las de Europa. ¿Qué español que no haya salido de Manila conoce las costumbres de los siete millones de habitantes de las Islas, ó los rudimentos de cualquiera de los treinta y tantos idiomas que se hablan? Ninguno.

En conclusión, la chica quedó mocha, y para no dar campo a que la llamasen Mariquita la pelona, se llamó a buen vivir, entró en un beaterio y no se volvió a hablar de ella. De cómo la trenza de sus cabellos fué causa de que el Perú tuviera una gloria artística El sujeto que, por berrinche, había trasquilado a Mariquita era un joven de veintiséis años, hijo de un español y de una india.

Que le digan al novio de la india que son indefinibles, y de seguro se sonreirá amargamente al recordar la facilidad con que él podría definir á la desgraciada Titay.

Es el alligator, el cocodrilo del Nilo y de algunos ríos de la India, el yacaré de los nuestros, pero de dimensiones colosales. Parecíame una exageración la longitud de cinco a seis metros que asigna a algunos un viajero francés, M. André; pero, después de haber observado millares de caimanes, puedo asegurar que, en realidad, hay no pocos que alcanzan ese enorme tamaño.

Palabra del Dia

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