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Actualizado: 1 de junio de 2025
Don Quijote y Sancho se levantaron maltrechos, y, mirando a todas partes, quedaron atónitos de verse en el mesmo jardín de donde habían partido y de ver tendido por tierra tanto número de gente; y creció más su admiración cuando a un lado del jardín vieron hincada una gran lanza en el suelo y pendiente della y de dos cordones de seda verde un pergamino liso y blanco, en el cual, con grandes letras de oro, estaba escrito lo siguiente: El ínclito caballero don Quijote de la Mancha feneció y acabó la aventura de la condesa Trifaldi, por otro nombre llamada la dueña Dolorida, y compañía, con sólo intentarla.
Entre los mozos de caballeriza descollaba, cual hábil palafrenero, el ínclito y triunfador Trajano, negro mina que tenía singularmente a su cuidado los dos hermosos caballos ingleses en que solía pasear la señora.
En todas las humanas sociedades sueña Quijote y ríe Sancho Panza... En tu pluma de oro educadora resplandece, con gracia y galanura, el rico idioma hispano, que atesora iras, amores, música y ternura. Prodigio de tu ínclito talento fué el libro que logró inmortalizarte; con él alzas a España un monumento y un monumento a España erige el Arte...
Al efecto, el día 6 de Septiembre de 1633, reuniéronse en la Audiencia los alcaldes de Sala, y con todas las ceremonias comenzaron la relación de la causa del ínclito Morán, que muy contrito y arrepentido, al parecer, escuchaba la relación de la cuenta interminable de sus crímenes.
Vendrá su hermano el inclito Filipo, El qual sin duda ya venido hoviera, Si la cerviz indomita y erguida Del luterano Flandes no ofendiese Tan sin verguenza su Real Corona. No rescatar, no fuxir, Don Juan no venir, aca morir. Si él acaso viniera, yo sé cierto, Murierades vosotros, gente infame. Don Juan no venir, no fuxir, aca morir.
Si con atentos ojos has mirado, Inclito General, en los semblantes Que á tus breves razones han mostrado Los que tienes agora circunstantes, Qual havreis visto sin color, turbado, Y qual con ella, indicios bien bastantes De que el temor y la verguenza á una Los aflixe, molesta, é importuna: Verguenza de mirarse reducidos A terminos tan baxos por su culpa, Que viendo ser por tí reprehendidos No saben á su falta hallar disculpa: Temor de tantos yerros cometidos; Y la torpe pereza que los culpa, Los tiene de tal modo, que se holgaran Antes morir que en esto se hallaran.
Por otra parte, Gallardo encontró en la biblioteca de Medinaceli un opúsculo anónimo gótico, sin año ni lugar: "Parte de la Coronica del inclito infante don Fernando que ganó a Antequera: en la qual trata como se casaron a hurto el Abendarraxe Abindarráez con la linda Xarifa, hija del Alcayde de Coin, y de la gentileza y liberalidad que con ellos usó el noble caballero Rodrigo de Narbáez, Alcayde de Antequera y de Alora, y ellos con él.", cuyo texto, según Gallardo, coincide con el de Villegas, y en efecto, las líneas que copia no presentan variantes de importancia.
Si queréis averiguar cómo no se sublevan estos hombres y no se desencadenan contra el que no les da nada en cambio de su sangre y de su valor, preguntadle a don Juan Manuel Rosas todos los prodigios que pueden hacerse con el terror. ¡El sabe mucho de eso! ¡No sólo al miserable gaucho, sino al ínclito general, al ciudadano fastuoso y envanecido se le hacen obrar milagros! ¿No os decía que el terror produce resultados mayores que el patriotismo?
Del tiempo en que estaba preso el ínclito Onofre he encontrado la curiosa noticia en el Archivo Municipal en la Carpeta 39 de Acuerdos para librar de 1699 y que puede servir de dato para ilustrar la vida del azotado verdugo: «En la muy noble y leal ciudad de Sevilla, en sábado 11, días del mes de Abril de 1699, en el Cabildo que la ciudad tuvo y celebró este día en que se juntaron sus señorías el señor marqués de Valdehermoso, Asistente de esta ciudad y algunos de los caballeros veinticuatro y jurados según costumbre, fué leído un memorial dado por Onofre Bartola en que dice está ejerciendo el oficio de ejecutor de la justicia y que se halla preso en la cárcel real, y sumamente pobre, suplica á la ciudad lo admita por tal ejecutor, señalándole lo que es estilo y socorriéndole por ahora con lo que la ciudad fuese servido, en que recibiría merced; y visto por la ciudad y por su señoría el señor Asistente se acordó de conformidad remitir el dicho memorial á los señores tenientes para que hagan informe sobre su contenido y que al dicho Onofre Bartola se le diesen por ahora cien reales por cuenta del salario de ejecutor de la justicia que se le hubiere de señalar, siendo á propósito para ello y que se tenga presente en la contaduría esta libranza para cuando llegue el caso, etc.»
Palabra del Dia
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