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Actualizado: 4 de junio de 2025
Después es cosa de ver las fiestas y alegrías que hace el pueblo al tiempo de su vuelta, y la caridad y amor con que reciben á sus nuevos huéspedes, aunque sean antiguos, implacables enemigos suyos, mueven á devoción y á lágrimas á los Padres.
Estas sandeces dijo Salvador creciéndose más son para demostrarte que Dios, a quien tú, llevado de una piedad absurda, crees cómplice de tus violencias y de tus sañudas venganzas, es quien te ha burlado y me ha protegido. ¡Qué bien y con cuanta oportunidad ha deshecho tus combinaciones implacables, permitiendo que llegara un día como este, en el cual voy a desarmarte para siempre!
Salvo raras excepciones, todos los cuadros eran arrojados por las ventanas, formándose con ellos una gran hoguera. Los alumnos de Bellas Artes, por orden del dictador, habían de saltarla en señal de alegría por la desaparición de tanto mamarracho. Después, con su escolta de implacables ejecutores, se llegaba al Museo del Prado. Llamada y tropa al personal y discurso que ponía los pelos de punta.
La división auxiliar de los Andes se retira de vuestro territorio, no al descanso de una vida privada, sino a continuar sus tareas contra los enemigos implacables de la libertad y de las leyes. Ella marchará de frente, pues no conoce peligro que la arredre; se ha propuesto dar libertad a las tres provincias oprimidas en el Norte o dejar de existir.
Calló un instante, como si las tristezas de su vida anterior le impusieran silencio. Pero vió tal curiosidad en las pupilas del coloso, que al fin siguió hablando. Yo vivía oculto: mi existencia era azarosa; de un momento á otro iba á caer en manos de los enemigos implacables de mi familia, y en tal situación llegó usted á este país.
Así, esa noble libertad personal que es el orgullo del Inglés, y pugna con los pasaportes, las cuarentenas implacables y las cortapisas, sufre una excepcion en Gibraltar, por el solo hecho de haber allí un conjunto de máquinas de barbarizar al mundo.
El Dios del Estado prusiano es el «viejo Dios alemán», un heredero de la feroz mitología germánica, una amalgama de las divinidades hambrientas de guerra. En el silencio de la avenida, el ruso evocó las rojas figuras de los dioses implacables. Iban á despertar aquella noche al sentir en sus oídos el amado estrépito de las armas y en su olfato el perfume acre de la sangre.
Aún le había causado una impresión más dolorosa ver el aspecto de las oficinas de Fontenoy. El juez estaba en ellas como único amo, examinando papeles, colocando sellos, procediendo á un registro sin piedad, apreciándolo todo con ojos fríos, recelosos é implacables.
Estos triunfos atenuaron en Francia la pérdida de Trafalgar; el mismo Napoleón mandó a los periódicos que no se hablara del asunto, y cuando se le dio cuenta de la victoria de sus implacables enemigos los ingleses, se contentó con encogerse de hombros diciendo: «Yo no puedo estar en todas partes».
«Y el... padre de mi... hijo que... muy pronto... no tendrá tampoco... madre... Las sílabas implacables se desarrollaban ante sus ojos turbados con su movimiento automático y continuo. Pero no, se engañaba.
Palabra del Dia
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