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Su espíritu, y especialmente su memoria, tenían una actividad casi sobrenatural, y la llevaban á la contemplación de algo muy distinto de lo que la rodeaba en aquellos momentos, lejos de esa pequeña ciudad, en otro país donde veía otros rostros muy diferentes de los que allí fijaban en ella sus implacables miradas.

Habían hecho que lo tomara casi en aborrecimiento las intemperancias galantes de aquellos donceles que la miraban, que la seguían y que la requebraban implacables, y de aquellas damas que buscaban su trato incesantemente para alabarla cuando hablaban con ella, para ponerla defectos las más, en cuanto se alejaban un poco, y para imitarla todas, al fin, hasta en el modo de andar.

«¡Enamorado!... ¡enamorado como !», dijo con acento de burla en el cerebro de Ferragut la voz de los consejos prudentes. Los periódicos protestaban de este retardo en la ejecución de la sentencia. Empezó á sonar en las conversaciones el nombre de Freya Talberg como un argumento contra la debilidad del gobierno. Las mujeres eran las que se mostraban más implacables.

Allí encuentra el proscrito político simpatías, proteccion y asilo, particularmente en Ginebra, Zuric, Berna, Basilea, San-Gall y Losana, y no pocas veces sus gobiernos han probado su energía resistiendo á las exigencias de poderosos gobiernos implacables en la persecucion.

El hijo miraba con una curiosidad malévola la cabeza temblorosa y cana de la madre; recordaba las cosas insensatas que le decía en el camino, y pensaba que estaba loca; que abajo, en los aposentos cerrados, había locos; que su hermano, que acababa de morir, estaba también loco, y no paraba de inventar historias ridículas, viendo enemigos por todas partes, figurándose que se le perseguía a cada paso. ¡El pobre desgraciado se imaginaba tener enemigos! ¿Qué hubiera dicho si, en efecto, los hubiera tenido como él, el escritor, reales, poderosos, implacables, infatigables, que no retrocedían ante la calumnia y la denuncia?

Como dice Renan, "el estado habitual de Atenas era el terror. Jamás las costumbres políticas fueron más implacables, jamás la seguridad de las personas fue menor. El enemigo estaba siempre a diez leguas; todos los años se le veía aparecer; todos los años era necesario guerrear con él. Y en el interior, ¡qué serie interminable de revoluciones!

Tal vez... Pero el hecho es que era un hombre concluido. ¿Volver a su patria, hundirse en la estéril abnegación de Belgrano, deshojar uno a uno sus laureles, luchando, como el vencedor de Tucumán, contra oscuros gauchos que lo vencían... o verse, en un consejo militar, burlado por un Moldes o un Dorrego, petulantes, irritables y escépticos, bolívares pequeños, turbulentos e implacables por trepar al poder?

¡Gran Dios! hacia los polos eso debe de ser un ideal... No respondió el notario sonriendo por mi ardor. En los países muy fríos las dificultades de la vida son tales y los rigores del clima tan implacables, que la gente se casa con entusiasmo por motivos opuestos a los que hacen de los meridionales celosos partidarios del matrimonio.

Ni tanto tiempo necesitaba ella para reunir la cantidad, bien exprimiendo con implacables ahorros el presupuesto ordinario, bien vendiendo algunas prendas que ya habían pasado de moda... ¡Ah!, cuidadito... secreto absoluto con Bringas... Segura ya de poder cumplir con Sobrino Hermanos, se descargaba su conciencia de un peso horrible.

Justo es decir que los que en ciertas ocasiones se mostraban implacables, eran cuando se estrenaba una obra de algun autor de merecido crédito, los que con más placer le palmoteaban y con más entusiasmo pedian su nombre. Las ideas revolucionarias que los dominaban en política, los avasallaban tambien en literatura; y para ellos lo más exagerado era siempre lo mejor.