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Actualizado: 7 de octubre de 2025
Sobre un sofá de rica badana japonesa, hundido todo y despellejado, había en lugar preferente, una gran fotografía del príncipe Alfonso, con el uniforme de escolar del colegio de María Teresa, y esta dedicatoria, escrita de puño y letra del futuro monarca: «Al leal marqués de Butrón, modelo de caballeros. Recuerdo del 2 de diciembre de 1870.
El Galeón se había hundido bastante y las olas barrían la cubierta con frecuencia. No creo que resista en la dirección que llevamos, dijo el capitán, pero si viro encallamos en la costa. ¿Y amainando velas? sugirió el barón. ¿No podríamos esperar la calma del mar y el viento? No, una y otro no tardarían en arrojarnos contra las rocas.
Con la superstición del que aguarda, se dijo que Alicia sólo podía presentarse al cerrar la noche, y el día le pareció interminable. Al anochecer dudó. No vendrá.... Debe haberse arrepentido. Estaba en la esquina de una calle curva y pendiente inmediata á la iglesia. Desde allí podía ver las gradas que comunican la plazoleta con el hundido bulevar.
El tipo del individuo de ese gremio era un joven de pelos y bigotes erizados, pálido de cutis, hundido de vientre, con las manos muy sucias, chaquetilla á media espalda, pantalón de campana, gorrita en la cabeza, sin chaleco y con la camisa muy sacada sobre la cintura.
Así pasaron la mañana, fantaseando sobre el porvenir, sin poder cambiar otras caricias que algunos apretones de manos por encima de Karl, hundido entre las rodillas de su madre. El niño sólo abandonó su enfurruñamiento al hablarle Mina en alemán de la fiesta de la tarde. Comenzaban los Olympishe Spiele con que chicos y grandes iban a celebrar durante cuatro días el paso de la línea.
Lázaro, apoyados los codos en el antepecho de una ventana de su cuarto, y hundido el rostro entre las palmas de las manos, sentía llegar hasta su oído por cima de las enramadas del jardín el rumor sordo y constante que se alza de la villa y corte en las primeras horas de la noche; rumor semejante al ronco y prolongado rugir de una fiera que se estira y se espereza antes de tumbarse a dormir.
¡Dios del Cielo! comandante, había perdido el palo mayor y el bauprés; las tres cuartas partes de la tripulación habían sido barridas por las olas, y las bombas no bastaban para achicar el agua ¡ay! No tuve más remedio que abandonar el buque, que a estas horas ya debe haberse hundido.
No puedo decir que la leí, sino que traté de hacerlo, pues mi voz se henchía y se elevaba, como si me viera levantado ó hundido, alternativamente, por las olas del mar cuando comienza á calmarse tras una tempestad." Ni sólo en las horas en que, pluma en mano, se empleaba Hawthorne en la composición de sus ficciones embargaban éstas sus potencias.
Descascarados y sin techo, sus muros, que los años desmoronan, se alzan hacia el cielo dejando paso libre a todos los vientos. Dos grandes muelas redondas, que sin duda trabajaron valientemente en otro tiempo, han roto el armazón carcomido que las sostenía, y, arrastradas por su propio peso, se han hundido profundamente en el suelo.
Pero Luzmela se había hundido en la espesura sombría de la tarde. Sólo en algunos momentos, entre la niebla jironada, aparecía austero y lejano el perfil de la torre señorial. Entonces Carmencita se enjugaba los ojos con presteza y miraba, miraba toda anhelante.
Palabra del Dia
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