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Actualizado: 2 de junio de 2025


Y, sin embargo, aquellas masas enormes, montes apilados sobre montes, han pasado como nubes barridas del cielo por el viento; hiladas de tres, cuatro y cinco kilómetros de espesor, cuya existencia nos revela el corte geológico de las rocas, han desaparecido para entrar en el circuito de una nueva creación.

Estas habían sido bien barridas y alfombradas luego de juncia y gayomba. Aguardando ver pasar la procesión se hallaban muchas personas en las puertas, ventanas y balcones, pendientes de cuyas rejas y barandas lucían vistosas colgaduras de damasco encarnado, verde y amarillo, o de colchas de algodón estampado con enormes floripondios y orladas de rizados y cándidos faralaes.

Aquella hendidura, labrada por la fuerza brutal de la Naturaleza, parecía angosta vista de lejos; mas de cerca, sus paredes, formadas por las aristas y angulosidades de las rocas, se apartaban, dejando en medio un vacío ancho y tenebroso, donde en confuso desorden iba hacinando el tiempo peñas rodadas, troncos caídos y malezas barridas por los vendavales.

La piedra preciosa figuraba en los documentos de la familia, pero el abuelo don Horacio no había alcanzado a conocerla. Desapareció en el curso de los siglos, como tantas riquezas barridas por los apuros de una casa ostentosa. Los Febrer preparaban un refresco para la armada, a nombre de Mallorca, pero costeado en gran parte por ellos.

Unas cuantas nubecillas impertinentes, que se amontonaban del lado de tierra, fueron barridas muy pronto por la brisa del Nordeste, con gran regocijo y aplauso de todas las personas sensatas de la población.

Levantose el viento con fuerza, sacudió las celosías y agitó las blancas cortinas de un modo fantástico; luego, una niebla gris se deslizó suavemente por encima de los tejados, acariciando las paredes barridas por el viento y envolviéndolo todo en luz incierta e imponente quietud...

Todos estaban en las trincheras. Las orillas eran barridas ahora por mujeres, y las descargas las efectuaban destacamentos de tiradores senegaleses. Se estremecían de frío en los días asoleados del invierno y se encorvaban como moribundos bajo la lluvia ó el soplo del mistral.

Una febril agitación reinaba en las calles barridas por el viento, y en las casas reinaba una profunda quietud. Cuando el chino hubo llegado a la cima de la cuesta, la colina de la Misión se ocultaba ya a su vista y la fresca brisa del mar le daba escalofrío. Descargose de su cesto para descansar.

¡Dios del Cielo! comandante, había perdido el palo mayor y el bauprés; las tres cuartas partes de la tripulación habían sido barridas por las olas, y las bombas no bastaban para achicar el agua ¡ay! No tuve más remedio que abandonar el buque, que a estas horas ya debe haberse hundido.

A la salida de los callejones en que se abisman las tempestades, hay pendientes tan barridas por su áspero aliento, que árboles y arbustos se detienen ante él, como se pararían ante una muralla de hielo. En otras partes varía la vegetación según lo escarpado de las fragosidades.

Palabra del Dia

irrascible

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