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Actualizado: 25 de julio de 2025


Yo me vuelvo loca... Y no por qué me devano los sesos, porque en rigor, ¿a qué me va ni me viene? Si Maximiliano quiere humillarse después de las atrocidades que pasaron, yo no debo meterme... Pero , me meteré. ¿Cómo consentir tal afrenta?

Pero la viuda de Zumarán no pensaba lo mismo. Cuando ella le dejó, no te puedes imaginar su indiferencia: le ha visto humillarse, llorar, y como si tal cosa. Muñoz no la preocupaba un chiquito. ¿Y ahora se casa con él?... Algún despecho, entonces. Eso sería más posible, ¿ves? Pero entonces sabe Dios lo que puede suceder.

D. Nicolás, para imponer la paz y aplacar la cólera de aquella víbora pisada, se veía necesitado unas veces á emplear medios coercitivos poco compatibles con su educación, otras á humillarse á ciertas condiciones que le repugnaban y fatigaban tristemente. De todos modos, su vida era amarga y contrastaba con la muelle y regalada que llevaba su compañero Teruel.

Miraba de reojo D. Manuel a su hija, cual si no se hallara completamente satisfecho de los progresos de ella en el arte de la buena educación, porque una de las partes principales de esta consistía, según él, en una fina apreciación de los grados de urbanidad con que debía obsequiarse a las diferentes personas según su posición, no dando a ninguna ni más ni menos de lo que le correspondía con arreglo al fuero social; y de este modo quedaban todos en su lugar y la propia dignidad se sublimaba, conservándose en el justo medio de la cortesía, el cual estriba en no ensoberbecerse demasiado delante de los ricos, ni humillarse demasiado delante de los pobres... ni humillarse demasiado delante de los pobres....

La señorita Margarita con los ojos fijos sobre la cima de los árboles que bordaban el camino, me dijo entonces con irónica altivez: ¿Será menester pedirle perdón? Ciertamente, señorita respondí con firmeza si alguno de los dos tiene que pedir aquí perdón, sería usted seguramente: usted es rica y yo soy pobre; usted puede humillarse... ¡y yo no! Hubo un momento de silencio.

Durante un rato, la Pipaón, con el alma en un hilo, miró las estampas de toreros que adornaban la pared. Veíalas confundidas con la desazón angustiosa de su alma. Aquel afán sojuzgaba su dignidad de tal modo, que no vaciló en humillarse un poco más.

Si él hubiera querido ceder, humillarse, renegar hasta cierto punto de las creencias y de la misión de sus antepasados, hubiera sido Diputado, Senador, Embajador, Ministro y cuanto le hubiera dado la gana; él al menos así lo creía; pero como el Barón no había querido ceder ni renegar, había tenido que limitarse y resignarse a ser un caballero, si bien encopetado, viviendo de sus rentas, que eran cortísimas.

El médico D. Agustín halló en él poderoso auxiliar contra las afirmaciones disparatadas del oficial de marina, y desde que se vio secundado, se las tuvo tiesas en todas las discusiones, y no quiso retroceder ni humillarse ante ninguna cita de autor exótico.

"Demasiado sabe usted que no como lengua. Hágame el favor de decir a la cocinera que traiga algún pescado, pero no boquerones como el otro día, y que no fría tanto las tortillas". Ninguno de los dos quería humillarse al otro. Así que, esta tirantez se prolongaba ridículamente, hasta que ella, Pepa, los agarraba por las orejas, les decía cuatro frescas y les obligaba a darse la mano.

Lo que hacía Guillermina era para asustar a cualquiera. Fortunata no se creía con valor para tanto. Y sin embargo, al ver a la insigne dama aristocrática humillarse de aquel modo, avergonzose de no tener valor para imitarla, y sacando fuerzas de flaqueza, ofreció su ayuda.

Palabra del Dia

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