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Actualizado: 17 de junio de 2025


Lo que hace al grevista es la conciencia de sus derechos y la posibilidad de hacerlos valer... Transporte usted la huelga de la industria al matrimonio, y tendrá la palabra de la situación. Entonces exclamó la abuela desesperada, Magdalena es una huelguista... No, todavía no dijo dulcemente el cura, pero tiene tendencias.

Oíd, las damas bellas, este canto, A quien ha repartido la natura De su grande valor, y bienes tanto, Que se huelga de ver ya su hechura; Causaros ha á vosotras mas espanto, Por ser de delicada compostura, Y llorareis con migo un mal tamaño, De desastrado fin y crudo daño.

Don Elías es el individuo más bondadoso, más sufrido y disciplinado con que cuenta el cuerpo de Telégrafos, incapaz de declararse en huelga, aunque el director le mande cepillarle los pantalones. , señor... hay circunstancias en la vida... llega un momento en que el hombre más pacífico... Á ver, á ver; cuente usted eso dije picado de curiosidad.

Había aparecido en la campiña de Jerez, cuando los trabajadores del campo acababan de iniciar una de sus huelgas. Su presencia entre los rebeldes fue el único delito. Le prendieron, y al interrogarle el juez militar, se negó a jurar por Dios. La sospecha de complicidad en la huelga y su irreligiosidad inaudita bastaron para enviarle a presidio.

La sencillez y naturalidad del lenguaje y la precisión y concisión del estilo de Goethe, donde nada huelga, donde no hay redundancia, ni vana pompa, ni falso y sobrecargado lirismo, dan a cuanto dice Margarita seductor encanto.

Y añadió designándome a la abuela: ¿Se puede saber lo que pasa en una cabeza de veinte años? Veinticinco, señor cura, veinticinco rectificó la abuela, un poco humillada por la cifra respetable de mis primaveras. Sin embargo, señor cura, todavía se casa la gente objetó la abuela. respondió el cura con bondad, todos los obreros no están en huelga, pero muchos.

Se celebraba en ella un gran mitin de protesta contra los patronos, por no querer aceptar las proposiciones de los mineros, los cuales venían amenazando con una huelga hacía dos meses. La reunión popular era el ultimátum que lanzaban los trabajadores.

Lo retenían en Madrid sometido a una continua vigilancia para que no volviese a Andalucía. Y el capataz de Marchamalo, faltando su don Fernando, consideraba la huelga desprovista de interés, y a los huelguistas como un ejército sin caudillo y sin bandera; una horda que forzosamente había de ser diezmada y sacrificada por los ricos.

Sirviéronle en este acto de cómplices dos hermanos de la víctima: fingieron una huelga campestre diciendo que iban á ver á un pariente muy ilustre, aderezóse todo lo necesario, y la pobre señora creyéndolo se compuso lo mejor que pudo y con sus mas costosos aderezos.

Teniéndole pues preso y arecado, Nombrado otro teniente entra en consejo, Y tratan quien lo lleve aprisionado A España con presteza y aparejo; Que vaya luego fuè determinado El capitan Rui Diaz Melgarejo, Que no se huelga poco de este hecho, Y piensa sacar de ello algun provecho.

Palabra del Dia

vorsado

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