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Actualizado: 15 de mayo de 2025


La servidumbre se ocupó al punto de arreglar un poco la desgraciada figura del buen Migajas. Con unas fosforeras doradas y muy monas en forma de zapatos, le calzaron al momento. Por gorguera le pusieron medio farolillo de papel encarnado, y de una jardinera de mimbres hiciéronle una especie de sombrerete pastoril, con graciosas flores adornado.

Hiciéronle al principio buen semblante los bárbaros y con muestras de alegría fingieron querer estar á lo prometido; y en señal de eso, se encaminaron con él hacia el sitio señalado, encubriendo entre tanto en el corazón su premeditada alevosía, y por muchos días fueron entreteniendo con buenas palabras al hermano que procuraba, con todas las finezas de su gran caridad, ganarles las voluntades con beneficios.

Nuestro hombre prefería acostarse a las siete, sin que le costara un céntimo, a aplaudir a M. Dumaine por medio franco. Tal era, en lo moral y en lo físico, el hombre a quien M. Bernier llamó, en la calle de Beaune, para que cediese un buen trozo de su piel a M. L'Ambert. Advertidos los criados, hiciéronle pasar en seguida.

D. Félix Rico prohijó y dio cima a tan filantrópicas ideas, autorizado para ello por cédula expedida en Aránjuez a 3 de Abril de 1796. Designose para edificio el Seminario de Villavieja, pero las consideraciones de su distancia y que importaría tanto su reedificación como si se construyera de nuevo, hiciéronle desistir de este proyecto.

Hiciéronle atravesar un ancho corredor dado de cal, con alto zócalo de azulejos, y entró en un cuarto espacioso, donde todo el mueblaje consistía en un par de docenas de sillas de Vitoria, y en uno de cuyos muros se veía una estatuilla de la Virgen de Lourdes con las manos cruzadas sobre el pecho, túnica blanca y faja azul.

Despertóse sobresaltado y dando grandes gritos, hiciéronle coro los espectadores con sus carcajadas y bravos; pero sobre todo aquel estrépito se oyeron las voces estentóreas del vencido atleta, pidiendo que continuase la lucha. ¡Otra vez, otra vez! ¡Venid, arquero y por San Pacomio que os he de estrujar como un guiñapo! No en mis días, replicó Simón abrochando su coleto.

Leopoldina comenzó a alborotar, conmovida a su manera, gritando que aquellos indecentillos eran unos ángeles del cielo, unos santos chiquititos a quienes era necesario venerar, y que en cuanto llegara a la corte había de enviarles a cada uno un par de medias negras, hechas por sus propias manos, con el estambre más fino que pudiera hallarse... Riéronse todos; Currita callaba, sin embargo, sintiendo un extraño enternecimiento que la humillaba y que se apresuraba por lo mismo a combatir, oponiendo a su benéfico influjo el parapeto del orgullo, del inquebrantable orgullo, que viene a ser en el alma como la fortaleza del mal... Aquellos tres novicios, aquellos tres Pedros Fernández en embrión, humillándose por caridad a una mendiga, hiciéronle comprender que aquel otro Pedro Fernández habría podido imponérsele por deber a ella, orgullosa Grande de España, y una luz súbita, semejante a la de un relámpago que ilumina a la vez que aterra, hízole ver claramente lo que antes sospechaba: que aquella carta, que aquella ofensa no venía de un desconocido, de un pobre fraile, de un Pedro Fernández; porque aquella puerta primera que se le cerraba en la vida, no era la puerta de Loyola, era la puerta de Dios...

Tan cariñosas se mostraron, que Maxi comió más que otros días, sin hacer observación alguna ni quejarse de lo mal condimentado que estaba todo. Hiciéronle café y esto fue lo único que tomó con gana.

Hiciéronle a don Quijote mil preguntas, y a ninguna quiso responder otra cosa sino que le diesen de comer y le dejasen dormir, que era lo que más le importaba. Hízose así, y el cura se informó muy a la larga del labrador del modo que había hallado a don Quijote.

En vano procuró don Luis de Ágreda su reposición: hiciéronle buenas promesas, pero no obtuvo resultado; y como la pérdida del destino representaba en casa de Pepe una falta de diez y ocho duros a fin de mes, la escasez mal disimulada fue degenerando en franca e irremediable pobreza.

Palabra del Dia

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