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Actualizado: 30 de junio de 2025


Tiene usted amigos en su casa á quienes obsequiar, ha oído en el teatro á Jenny Hawkins y tiene el capricho de hacerla venir... Si él hace objeciones, insista usted, pero no nos descubra. Esté usted tranquilo. Yo pediré á usted solamente una invitación para un joven inglés amigo mío, que irá por la noche á su casa de usted á tomar una taza de te. ¿Cómo se llama?

Usted conoce Macbeth y sabe cuál es el espanto del asesino coronado cuando ve levantarse en medio del festín la sombra de su víctima. Examine usted á su prometido y á la cantante y verá reproducirse la tragedia. Pero tenemos que habérnoslas con personas temibles. En una situación parecida la Hawkins se dominó admirablemente y acaso ahora intente burlarnos.

Creo conocerle. La otra noche estaba yo jugando al bridge con unos amigos, en el círculo, cuando, en la mesa inmediata, uno de los jugadores derribó la pantalla de su bujía al encender un cigarro y la prendió fuego. El que jugaba con él dijo entonces vivamente: ¡Cuidado! y yo me estremecí al oir esa palabra, pues reconocí la entonación y el acento del que la pronunció en el cuarto de Jenny Hawkins. Me volví prontamente y miré al que acababa de hablar.

Sorege, con una audacia que no debía retroceder ante nada, iba á meterse en la pelea y tomaba la ofensiva. Ha cantado usted divinamente, miss Hawkins, dijo mirando á sus adversarios con altivez, y comprendo el placer de este caballero... Y al decir esto parecía interrogar á su prometida y solicitar una presentación. Miss Maud accedió á su deseo.

Lo que importa que sepas desde ahora es que Jenny Hawkins irá á Europa en primavera y cantará en Londres por primera vez desde que cambió de nombre. Se cree bastante segura de su transformación para afrontar las miradas de los que la conocieron en otro tiempo.

En este mismo momento Tragomer adquirió la certidumbre de que Jenny Hawkins no era Juana Baud y de que en esto estaba el nudo de la intriga. Era preciso descubrir debajo de Juana Baud á Lea Peralli. Porque la máscara con que la cubría Sorege era doble á no dudar. El conde había levantado la de Jenny y mostrado á Juana; no había nada más que esperar.

Ya has vaciado toda tu hiel sobre esa pobre muchacha... , señores, no era precisamente un modelo de virtud, pero tenía una voz soberbia, antes de caer en poder de Novelli... Dispense usted, interrumpió Tragomer: ¿la conocía Novelli antes de encontrarla en Inglaterra? Nunca la había visto. ¿Ha cantado en Inglaterra con el nombre de Baud antes de marchar á América con el de Hawkins? , señor.

¿Jenny Hawkins? La misma. No he de andar en hipocresías contigo. Hacía dos meses que mi futuro suegro me llevaba dando tumbos por sus ranchos, lo que me resultaba monótono. Aquella muchacha me hizo una acogida calurosa y la ocasión, la primavera... Salí de toda aquella cuaresma americana con una buena cena á la europea... ¿Estabas entonces en el cuarto cuando yo entré?

Tuvo una contrata para la Alhambra, donde había hecho ya una temporada. Aquello no era realmente digno de ello... Pero no se presentó á la dirección. Hasta hubo un proceso y Jenny Hawkins fué condenada á pagar. ¿Jenny Hawkins ha cantado en Inglaterra desde hace dos años? No, señor, cantará por primera vez después de ese tiempo en la primavera próxima.

¿De manera que nadie se acordará de Juana Baud transformada en Jenny Hawkins? Como usted lo dice. ¡Se olvida tan pronto! Y además esa muchacha figuró tan poco antes de dedicarse á la ópera... ¿Hay artistas que hayan alternado en otro tiempo con Juana Baud, en el Conservatorio, por ejemplo, ó en su casa de usted, que pudieran reconocerla?

Palabra del Dia

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