Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 3 de octubre de 2025


La faja de su hermano y la Capitanía general de Madrid, que desempeñó este algún tiempo, habíanle abierto las puertas del beau monde, y allí se había encastillado ella y tomado carta de naturaleza. Villamelón, dando sus pataditas, repetía por centésima vez muy angustiado: ¿Sabes, Curra?... Malo estoy. Fernandito, ¡por Dios!... No me lo digas... Indigestión... El vol-au-vent de codornices.

Pero si los años no habían logrado modificar en el fondo aquel ser amable y creado para el amor, habíanle hecho, sin embargo, más cauto, más reservado. Ya no mostraba sus preferencias con la ingenuidad de otros tiempos, ni daba suelta a los súbitos arranques de su corazón inflamable sino después de poner a prueba la lealtad del objeto de su ternura. ¡Había padecido tantos desengaños en la vida!

El diputado, contra quien iba a sublevarse don Acisclo, estaba caído en aquel momento; pero nadie dudaba de que pronto se volvería a encaramar en el poder. Habíanle dejado cesantes a no pocos de sus ahijados; pero aún quedaban muchos en plena posesión de sus empleos y sueldos.

Llevome mi esposo a Méjico, y digo mal mi esposo, mi padre, adonde le llevaba el cumplido plazo de la licencia que para el cuidado de sus asuntos propios en España habíanle concedido.

Hallábase ésta bajo dos arcos cruzados, en el sentido de las diagonales de las andas, revestidos de pañuelos de seda de sobresalientes colores, y caían sobre la cabeza del Bautista multitud de relicarios, campanillas, acericos y escapularios, y no pareciéndoles, sin duda, bastante á mis primas la piel con que el escultor cubrió la desnudez de la imagen, habíanle colgado sobre los hombros un rico chal de Manila, que le llegaba hasta los pies, y colocado en la mano con que señalaba el corderito, un pompón encarnado y verde, procedente de un chacó de realistas, cuerpo á que, en sus mocedades, había tenido mi tío la honra de pertenecer.

Además, que esos caballeros no pueden tener confianza en , sin conocerme; y esto no es ofensa, ni aun lo sería, si no la tuviesen, conociéndome. Con esto llegaron al convento. La tía María, que aguardaba a Stein con impaciencia, le llevó a donde estaba el desconocido. Habíanle puesto en la celda prioral, donde apresuradamente, y lo mejor que se pudo, se le había armado una cama.

Habíanle armado pues de piés á cabeza: llevaba unas armas de oro con esmaltes verdes, un penacho verde, y la lanza colgada con cintas verdes. Por el modo de gobernar Itobad su caballo, se echó luego de ver que no habia destinado el cetro de Babilonia á un hombre como él el cielo.

Estos actos de despotismo habíanle granjeado la animadversión de los clérigos afrancesados y del sexo femenino. A D. Miguel le daba un ardite por tal animadversión. El goce de su vida no era ser querido o admirado, sino hacer en todo tiempo y ocasión su voluntad.

Como se esperaba su muerte por momentos, habíanle vestido el manto todo blanco que prescribía para aquel último trance la regla de Santiago. Sostenía su cabeza el mismo cojín de cuero verde sobre el cual su esposa doña Brianda había exhalado el último suspiro. Don Alonso pidió que les dejaran a solas. Cuando todos se retiraron, el moribundo bajó tristemente los ojos hacia el amigo.

A fines del mes de Junio visité al almirante Dewey, quien después de cumplimentarme por los rápidos triunfos de la revolución filipina, me manifestó que los almirantes alemán y francés habíanle preguntado porqué consentía á los filipinos usar bandera no reconocida en sus embarcaciones, y que á semejante interpelación había él contestado que con su conocimiento y consentimiento usaban los filipinos dicha bandera; aparte de que por su valor y resolución en la guerra contra los españoles, merecían desde luego usar de dicho derecho.

Palabra del Dia

pacificadoras

Otros Mirando