Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 18 de julio de 2025


Su entrada fue magnífica, y un murmullo de respetuosa simpatía acogió a la ilustre pareja, que apareció en la puerta, apoyada en la juventud la vejez, como una esperanza evocando un recuerdo, como una alegoría de la experiencia conduciendo de la mano al valor, a depositar una espada sin mancilla en las gradas del trono.

1 Canción de las gradas. Los que confían en el SE

13 Y el peso de oro que venía a Salomón cada año, era seiscientos sesenta y seis talentos de oro, 14 sin lo que traían los mercaderes y negociantes; y también todos los reyes de Arabia y los príncipes de la tierra traían oro y plata a Salomón. 17 Hizo también el rey un gran trono de marfil, y lo cubrió de oro puro. 19 Había también allí doce leones sobre las seis gradas de un lado y al otro.

Para aplacar esas manifestaciones de descontento, en lo posible, acostumbraban los poetas en las loas solicitar la indulgencia, el silencio, etc., del público; así se comprenden las siguientes palabras, que leemos en un entremés de Luis Benavente : LORENZO. ¡Piedad, ingeniosos bancos! CINTOR. ¡Perdón, nobles aposentos! LINARES. ¡Favor, belicosas gradas! BERNARDO. ¡Quietud, desvanes tremendos!

Primero, tal era su táctica se iba derecho hacia el doctor; le concedía la razón, pero censurándole acremente sus exageraciones de monarquista. En nuestro tiempo nadie se improvisa rey ni emperador. Papel tan alto sólo cuadra a quién fué mecido en regia cuna, a quien nació en las gradas de un trono.

Y lo que yo tenía a la vista era una especie de caja de madera blanca apoyada en soportes de hierro tan poco elevados que, hablando en puridad, se hubiera podido prescindir de peldaños para entrar en ella. Pero un púlpito sin escalera no se ha visto nunca; así es que para salvaguardar el honor se había logrado colocar dos gradas, de quince centímetros de alto cada una.

Precedido de los monaguillos, el viejo cura salió de la sacristía, y en el instante en que se arrodillaba sobre las gradas del altar: Ahora es el momento, señorita dijo Paulina, cuyo corazón latía de impaciencia. ¡Pobre viejo, qué contento se va a poner!

¡Luis... Luis!... gimió tras él una voz débil, con entonación infantil y suave, que le recordaba el pasado, los mejores instantes de su vida. Sus ojos, acostumbrados ya a la oscuridad, vieron en el fondo de la habitación algo monumental e imponente como un altar: una cama con gradas, y en la cual, bajo los ondulantes cortinajes, se incorporaba trabajosamente una figura blanca.

Los dos volvieron de golpe á la misma situación de la tarde anterior, como si no hubiera transcurrido el tiempo, como si estuviesen aún en lo alto de las gradas del Casino.

Un niño pequeñito de ocho años subió gateando las gradas del estrado, púsose de puntillas para divisar a su madre, viola a lo lejos y con la punta del diploma le envió un beso... Chicos y grandes aplaudieron con entusiasmo: los unos, por ese instinto de ángel que hace comprender al niño lo que es santo y bello; los otros, por esa tierna simpatía que despierta en el corazón de todo padre o madre cuanto tiende a revelar el puro amor de hijo.

Palabra del Dia

buque

Otros Mirando