Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 18 de junio de 2025


Domingo: uno a la parte de la Epístola en igual plano de la peaña del Altar, que se había revelado sobre el pavimento de la Iglesia nueve gradas, y en este tablado adornado ostentosamente estuvieron bajo dosel carmesí con magestad de Tribunal, los Señores Inquisidores comenzando por la parte de arriba el más antiguo.

¡Está muerto! tal fue el grito que exhaló unánime el brillante grupo que rodeaba al desventurado joven, y que de boca en boca subió hasta las últimas gradas, cerniéndose sobre la plaza a manera de fúnebre bandera. Transcurrieron quince días después de aquella funesta corrida.

Así de Libertad sucumbe el hijo: Sobre la Patria el pensamiento fijo, Abrazando las gradas de su altar; Como Castelli y cual Beron de Astrada, Como Lavalle de alma no domada, Muere para vivir, vida inmortal.

6 El edificó en el cielo sus gradas, y su ayuntamiento fundó sobre la tierra; él llama las aguas del mar, y sobre la faz de la tierra las derrama; el SE

Faltaban pocos minutos para subir las gradas del patíbulo, cuando, por especial permiso de quien podía concederlo, entró en la estancia un hombre con un papel en la mano. Tomolo el sacerdote y pasando por el escrito los ojos, dejó enseguida caer los brazos a lo largo del cuerpo. ¿Es el indulto? preguntó Juan, sin miedo ni esperanza. No es una carta de tu madre. Te infundirá valor. Toma y lee.

Todas las casas ostentaban rojas colgaduras y banderas; en la calles habían construido gradas para los espectadores y pasé saludando a derecha e izquierda, entre entusiastas aclamaciones, saludado a mi vez por millares de blancos pañuelos. Los balcones estaban llenos de damas vistosamente ataviadas, que aplaudían, saludaban y me dirigían sus más seductoras miradas.

Si escribían, escribían abogando por los derechos de los Indios y hacían llegar el grito de sus miserias hasta las lejanas gradas del Trono.

De vez en cuando, María de la Luz abandonaba la cocina para correr a la puerta de la iglesia y oír un cachito de misa. Empinándose sobre las puntas de los pies, pasaba su vista por encima de todas las cabezas para fijarse en Rafael, que estaba al lado del capataz, en las gradas que conducían al altar, como una barrera entre el señorío y la pobre gente.

Tal vez, en sus sueños nocturnos, se vea de rodillas en las gradas de piedra del templo, sintiéndose indigna de entrar en él y llorando desconsolada. ¡Y pretende que no es cristiana! ¿Quién, entonces, merece el nombre de cristiano si ella no lo es?

Las líneas duras y angulosas de su rostro parecían suavizadas por la muerte, que imprimió en ellas una serenidad admirable, reflejo acaso de la conciencia satisfecha por el deber cumplido. No parecía caído entre los escombros de un reducto, sino sacrificado ante las gradas de un altar...

Palabra del Dia

irrascible

Otros Mirando