Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 15 de junio de 2025


Frecuentemente, cuando uno dice que es gallego, nota en el auditorio un deseo así como de contestarle: ¡Hombre, no! Eso será una aprensión de usted... Conmigo nadie ha llegado a este extremo; pero a veces me han dicho: ¿Gallego? Pues nadie lo creería. No se le nota a usted nada, ¿verdad?

Había en el establecimiento un criado gallego, mozo de veinticinco años a lo sumo, alto, grueso, fornido, del cual se contaba entre los chicos que había levantado dos hombres con los dientes y otras proezas; con éste determinó de habérselas nuestro capellán.

La primera tertulia de la marquesa de Torrebianca terminó después de media noche, hora inusitada en aquel destierro. Solamente ciertos sábados, en que los trabajadores recibían la paga de medio mes, llegaban á horas tan avanzadas las fiestas en el boliche del Gallego.

Ronzal parecía gallego cuando quería pronunciar en perfecto castellano. Mesía hablaba en francés, en italiano y un poco en inglés. El diputado por Pernueces tenía soberana envidia al Presidente del Casino. Ningún vetustense le parecía superior al hijo de su madre ni por el valor, ni por la elegancia ni por la fortuna con las damas, ni por el prestigio político, si se exceptuaba a don Álvaro.

El Romancero es el arca santa del idioma castellano, es su verdadera gramática y su verdadero diccionario. Sin los cantos del Romancero, es decir, sin la poesía, la España hablaria catalan, árabe, gallego ó teothesco, y el mundo no poseería este idioma abundante y sonoro, que segun Cárlos V, parece hecho para hablar con Dios.

El habilitado del clero, allí presente, hombre de prodigiosa memoria, recordaba uno por uno los inquilinos de todos aquellos edificios tristes y sucios, grandes caserones de dos pisos. «Las de Gumía habían muerto en la Habana, donde era el año cuarenta y seis magistrado el marido de la mayor; en el piso segundo de la casa grande de Gumía habitaba el secretario del Gobierno civil, que se llamaba Escandón, era gallego, muy buen poeta, y se había suicidado en Zamora años después, porque siendo tesorero se le había hecho responsable de un desfalco debido al contador.

Por último me llamó mucho la atencion entre los pasajeros un grupo de siete ú ocho españoles de distintas provincias que me divertían mucho. Había entre ellos un gallego de excelente índole y chistosas ocurrencias que á todos agradaba, y no faltaban andaluces, madrileños, un catalán, un mayorquino y algunos habaneros.

El gaucho levantó los hombros y contestó con frialdad, como si quisiera dar fin á este diálogo: ¡Me han atribuido tantos crímenes, sin poder probarme ninguno!... Continuó el baile en el «Almacén del Gallego» hasta las diez de la noche. En un país donde todos se levantaban con el alba, equivalía esta hora á las de la madrugada, en que terminan las fiestas de las grandes ciudades.

Mi padre lo había absorbido todo, en revoltiño, y luego lo aplicaba a su modo, ya con tino, ya desatinadamente, ora a pelo, ora a contrapelo; pero siempre con familiaridad despampanante. Si nombraba a Ovidio o a Sófocles, era como si hubieran comido juntos pote gallego.

Thiers en la capital se conocían muy pocas noticias hasta que un sobrino de don Juan Nicasio Gallego tuvo la oportunidad de dar á luz unas cartas que poseía, cartas curiosas y que fueron escritas á su ilustre tío por el deán de Sevilla don Manuel López Cepero, á raíz del viaje del célebre historiador francés.

Palabra del Dia

vorsado

Otros Mirando