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Actualizado: 15 de junio de 2025
A la Virgen, que aún se venera allí, la enramaban también con yerbas olorosas, y el fabricante de cucharas, que era gallego, se ponía la montera y el chaleco encarnado.
Creo que todo el mundo habla gallego en Galicia, y creo que, más que nadie, lo hablan aquellos que hablan castellano. El castellano, es, en efecto, la verdadera forma actual del gallego. Los labradores que se expresan en gallego no usan aquí un idioma distinto del de los industriales que se valen del castellano; usan el mismo idioma, pero con un léxico limitado y primitivo.
El doctor Zurita, enterado por sus hijos de lo ocurrido, se acercó a Maltrana con la irresistible simpatía que inspiran los actos de coraje a todos los de su país. ¡Ah, gallego diablo!... Ya me lo han contado todo. Muy bien... Tome uno de hoja. Y le dio el mejor de sus habanos como un tributo de admiración. Todos le miraban los pies, fijándose en sus zapatos blancos de lona.
CELIO. Esto me han dicho Pastores de tus ganados; Y como el mozo es discreto Y tiene amor, no me espanto, Señor, que se haya atrevido. D. TELL. Y ¿no habrá más de en llegando Hablar a un rey de Castilla? CELIO. Como Alfonso se ha criado En Galicia con el conde Don Pedro de Andrada y Castro, No le negará la puerta, Por más que sea hombre bajo, A ningún gallego. Llaman.
Y cuando uno no es hijo ni sobrino de ningún político gallego cosa rara, dada la portentosa facultad de reproducción que caracteriza a esta especie , entonces tiene uno que hacerle el amor a una de sus hijas o a una de sus sobrinas. Huelga advertir que a los que emparentan por este procedimiento con los prohombres de la política se les llama parientes políticos.
Pero al poco tiempo notó que estos adornos, gloria del establecimiento, si enorgullecían á muchos de los habitantes de la colonia, contribuían igualmente al alejamiento de otros. Los había que eran andaluces como el Gallego y no tenían las mismas razones utilitarias de ésta para sobreponerse á sus preocupaciones.
¡Olé, salero! ¡Viva tu mare! se atrevió a gritar un andaluz con acento gallego. Su entusiasmo le costó una galleta un coscorrón de un su amigo, más respetuoso. ¡So bruto, mira que es la Regenta! Era popular su hermosura. A Petra también le decían los pollastres que era un arcángel; iba contenta. Ana sonreía y aceleraba el paso.
Los circunstantes entonces, con una gran finura, han confirmado que, en efecto, no se me notaba nada el que yo fuese gallego. Y luego no ha faltado nunca alguien que dijese: Si hay gallegos «muy bien». ¡Cuando un gallego sale listo!... ¡Ya lo creo! ha añadido algún otro señor en este momento . Hay gallegos que llegan a ministros y todo. Ahí tiene usted a Besada. Y a Montero Ríos...
«¿Por qué no? se dijo . Lo mismo es ésta que las que bailan en el boliche del Gallego. ¡Todas mujeres!» Continuaron su paseo por la orilla del río la marquesa y sus dos acompañantes. De pronto, ella se levantó un poco sobre la silla para ver más lejos. En una pradera orlada de pequeños sauces por la parte del río había dos caballos sueltos y ensillados.
Despacio, Amalia, despacio apuntó Saleta con su voz clara, tranquila. Yo he recogido en el portal de mi casa, hace ya muchos años, hallándome en Madrid, un niño que venía envuelto en muy toscos pañales. Al cabo de algún tiempo averiguamos que era hijo de una elevadísima persona que no puedo nombrar. Todos los ojos se volvieron con sorpresa hacia el magistrado gallego.
Palabra del Dia
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