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Actualizado: 28 de junio de 2025
Tanto hizo Segunda y tales enredos armó, que Estupiñá entró una mañana, gruñendo y echándoselas de hombre de mal genio que tiene que contraer todos los músculos de su cara para enfrenar su indignación. A cuanto le decían Segunda y su hermano, respondía con bufidos; y si la señora de Izquierdo no me le sujeta por un brazo, de fijo que echa a correr por las escaleras abajo. «No se puede tratar con estas tías farfantonas... Vaya usted al rábano. Vaya usted muy enhoramala». Pero dando estos respiros a su ira verdadera o falsa, ello es que no se marchaba, y Segunda le metió casi a la fuerza en la alcoba. Obedeciendo a un impulso instintivo, Estupiñá se quitó el sombrero en el momento en que sentía los chillidos del heredero de Santa Cruz que estaba pidiendo la teta con mucha necesidad. Al ver que el hablador descubría su venerable cabeza, Fortunata sintió en su alma inundación de alegría, y se dijo: «Eso es, saluda a tu amito.
Su individualidad desaparece á sus propios ojos; siente la armonía que preside al conjunto inmenso de que forma una pequeñísima parte: en aquellos momentos solemnes, es cuando el genio canta inspirado las grandezas de la creacion, y levanta una punta del velo que cubre á los ojos de los mortales el esplendente solio del supremo Hacedor.
En efecto, cada pueblo, según su genio particular, sus recursos y las condiciones de su territorio, se sirve á su modo del instrumento universal de progreso, dándole su fisonomía propia y local; y es de la múltiple y simultánea aplicacion de tantas fuerzas desiguales que resulta la grande armonía de la civilizacion.
Marta vería en breve que un genio bienhechor reinaba en torno de ella en la casa: aprendería conmigo a emplear de una manera eficaz, para la salvación de su marido muy amado, el amor que la consumía en vano.
Hermanas mías, ¿me perdonan vuestras caridades el pecado de haberme distraído durante la misa?» En fin, hijo: que las traía fritas a perdones. No sé cómo me aguantaban. Después pasaba al extremo opuesto. Había temporadas en que le daba por ser mala y mortificar a todo bicho viviente. Las niñas le temblaban. Armaba riñas entre las hermanas. Era el genio malo del convento.
Estoy en mi centro: ésta es la vida, esto es lo que cuadra á mi genio, esto es la felicidad: gracias á Dios que he encontrado lo que quería. ¡Y fuí tan imbécil que perdí el tiempo en frívolos amores y en livianos placeres! ¡La verdad es que se equivoca uno tontamente! Pero ya voy teniendo experiencia, y no me equivocaré más. La gloria es lo que más enaltece el alma.
Se reveló ahí, fabricante de genio, creador de obras maravillosas; así en los vitraux, inspirados en las antiguas cristalerías, como en los vasos y bibelots de alto precio, de formas exquisitas, de coloraciones raras, sus creaciones obtuvieron éxito creciente entre los buenos conocedores. Seguro de su porvenir, se casó. La mujer que eligió era hermosa, inteligente y buena.
Mi patria, respondió el genio, dista quinientos millones de leguas del Sol, y es aquella estrellita junto á Sirio, que estás viendo desde aquí. ¡Lindo pais! dixo Memnon. ¿Con que no teneis bribonas que engañan á los hombres de bien, ni amigos íntimos que les estafan su dinero y les sacan un ojo, ni deudores que quiebren, ni sátrapas que se rian de vosotros quando os niegan justicia?
Medio siglo después me acordé de D. José María Malespina, y dije: «Parece mentira que las extravagancias ideadas por un loco o un embustero lleguen a ser realidades maravillosas con el transcurso del tiempo». Desde que observé esta coincidencia, no condeno en absoluto ninguna utopía, y todos los mentirosos me parecen hombres de genio.
Los que comprendan algo, aunque no sea sino por instinto, por barrunto siquiera, acerca de lo que es genio y de lo que es chispa, podrán explicarse el por qué no me gusta esa estátua que estoy viendo. Digo de esa estátua lo que antes dije del subterráneo.
Palabra del Dia
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