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Actualizado: 8 de julio de 2025
La segunda parte de la ciudad, separada del puerto, aparece luego pintoresca, alegre y agradable por la elegancia de sus casas, fondas y palacios, la hermosura de sus alamedas, el aseo exquisito de sus anchas calles macadamizadas, la gracia de sus jardines, el humo de sus altas chimeneas, sus azoteas de techos cubiertos de nieve, sus ricos é innumerables almacenes, las románticas torres de estilo gótico de sus templos, y el movimiento incesante de paseantes, de vendedoras de fruslerías, de hermosas damas y loretas, de coches, de carretas, de barateros, de muchachos gritando, y de cuanto puede hacer la animacion de una ciudad comercial.
¡Qué miserables son todas estas fruslerías miradas a la luz de la muerte!... Hay que vivir, sin duda, y es preciso elegir el género de vida que se prefiere; pero, pasada aquí o allí, ¿qué importa la vida?... Lo esencial es evitar el más pequeño mal y realizar todo el bien posible. La única cosa cierta en esta pobre vida es la implacable ley de la muerte.
¡Oh tediosas vanidades! ¡Cuánta pena inútil, cuánta ceguera, cuánta puerilidad significaban aquellas fruslerías entre el amargo realismo de la existencia! ¿Para qué tanto afán disipado en colorir y labrar marfiles y leños, en retorcer la pasta quemante del vidrio, en incrustar ataujías ante la expectativa de la muerte?
No hay en toda la ciudad, le respondió el mercader, negociante ninguno algo conocido, que no hubiese venido á traeros el bolsillo; mas quando os han dicho que os he vendido lo que en mi tienda habeis comprado el quadruplo de su valor, os han engañado, porque os lo he vendido diez veces mas de lo que ello vale; y esto es tan cierto, que si dentro de un mes os quereis deshacer de ello, no os darán ni el diezmo: y no hay empero cosa mas conforme á razon, porque siendo el antojo de los hombres lo que da valor á estas fruslerías, ese mismo antojo da de comer á cien obreros que empleo yo, y á mí me da una casa bien puesta, un buen coche, y buenos caballos.
Veo que os gustan, dijo el artista al notar la expresión de grata sorpresa reflejada en los semblantes de ambos hidalgos. Lo cual me prueba que no faltan ingleses capaces de apreciar tales fruslerías. Nunca lo hubiera creído posible, exclamó Roger. ¡Qué colorido, qué perfilado! Admira, Gualtero, este Martirio de San Esteban; no parece sino que tú ó yo podríamos coger esas piedras ahí pintadas.
Es verdad dije después de unos momentos de reflexión, más vale rodear las dificultades que tomarlas por asalto... ¿Sabes, abuela, que no debe de ser agradable ocuparse de tantas fruslerías cuando parece que el alma no debiera ser atraída más que por las grandes cosas?... Ve a decir a Celestina que su proyecto no es de una importancia capital, y verás cómo te recibe.
Ni aun vendiendo cosas que no deseaba vender, podría reunir la suma. La prendera le había traído algunas cantidades; pero parte de ellas las había gastado mi buena señora en comprar cuatro fruslerías para componer a sus niños. ¡Si Milagros le hubiera devuelto aquellos seiscientos reales que le anticipó para pagar al joyero...! Pues sí, era preciso que se los devolviera.
Hasta me parece que la regaló algunas fruslerías, demostrando en todos sus actos el deseo de tenerla contenta; sin duda por esta misma complacencia oficiosa mi ama estaba díscola y regañona cual nunca la había yo visto. No era posible transacción honrosa.
Cuando Isidro, que no podía aproximarse a una hembra deseable sin iniciar un intento de posesión, creyó de su deber mostrarse amoroso de Marcela, ésta acogió sus palabras con cierta severidad... ¡Un hombre que iba al Nuevo Mundo en busca de fortuna pensar en fruslerías amorosas que podían quitarle el tiempo necesario para los negocios!
No concedamos a estos vagos honores sino la poca importancia que merecen. ¡Sólo el Arte debe ser objeto de nuestras ambiciones, señoritas...! ¡El es el que da una significación, un valor a la existencia...! ¡Trabajemos sin descanso, señoritas...! El trabajo nos proporciona alegrías puras, junto a las cuales la riqueza y las condecoraciones no son mas que fruslerías.
Palabra del Dia
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