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Amparo le miró con ojos donde se reflejaba la duda. ¡F....! ¡me han robado la cartera! volvió a exclamar con más energía . ¡Me han robado diez mil y pico de duros! ¡Vaya, vaya, qué guasoncillo está el tiempo! dijo Amparo ya enojada otra vez. No tuvo penetración para distinguir el susto verdadero del fingido.

¿Estáis mirando mis muebles? preguntó alegremente el intendente . , Marta, no tendremos que comprar muchos para instalar nuestra casa. Todo lo que veis aquí me pertenece. Un buen escritorio, magníficos sillones, ¿no es cierto? Marta trató de sonreír y preguntó con fingido buen humor: Me imagino que este cofre será el mueble principal de la casa. ¿Es sin duda en el que guardáis las economías?

Apoderose de Miguel un pensamiento de tal manera tentador, aunque él no hubiese podido juzgar más que de aquella mano, que le trasportó a sus ensueños amorosos, y a aquella su ansia de encontrar, una mujer en la cual pudiesen hallar buen empleo sus aficiones de cuerpo y alma; en resumen, aquel ángel humano que su alma había fingido y compuesto, y que hasta entonces había buscado en vano.

Ella le escuchaba con fingido interés, mientras sus ojos revelaban indiferencia. Nada le importaban las desgracias de aquel luchador... Eran accidentes de su oficio, que sólo a él podían interesarle. Gallardo, al hablar de su convalecencia en el cortijo, sintió que por una similitud de recuerdos venía a su memoria la imagen de un hombre que habían visto juntos doña Sol y él.

El mayor argumento que creen hacer los Sectarios contra las Sagradas Escrituras es la contrariedad, que ellos hallan entre los Misterios Sagrados y los milagros con la razon; pues siendo esta de Dios, y no pudiéndose contradecir, no se han de tener por reveladas las cosas que se oponen á ella: de aquí deducen, que no ha de haber mas que la Religion natural; es decir, la que alcanza el hombre por la naturaleza gobernada de la razon, y que lo demas es fingido y arbitrario.

Pero acordándose de lo que debía a su esposa, de lo que se debía a mismo, de lo que debía a sus años, y de otra porción de deudas, y sobre todo, por fatalidad de su destino que nunca le había permitido llevar a término natural cierta clase de empresas, era lo cierto que había retrocedido en aquel camino de perdición desde el día en que una tentativa de seducción se le frustó, por fingido pudor de la criada. «No había, en suma, llegado a ser dueño de los encantos de su doncella, pero en aquellos primeros y últimos escarceos amorosos había podido adquirir la convicción de que la Regenta le había regalado a Petra unas ligas que el amante esposo le había regalado a ella».

Se hartaban de carne en los días de abstinencia, después de haber comido en la mesa pescado y legumbres; salían de paseo, a visitas y a compras, a las horas en que don Aquiles estaba fuera, exponiéndose a ser pilladas infraganti... Pero las tretas de Pablo eran las que ofrecían más peligro: después de la ronda nocturna y de haber fingido estar entregado al más profundo sueño, levantábase con precaución, vestíase con prisa y saltando por la ventana al patio, escabullíase a la calle, para no volver hasta el alba.

Los enredos de Benito, de Lope. El lacayo fingido, de Lope. Tres loas de Lope de Vega se han impreso juntas con el título: «Tres loas famosas de Lope de Vega, las mejores que hasta oy han salido. Aora nuevamente impresas en Sevilla por Pedro Gómez de Pastrana a la Carcel Real: año de 1639

El objeto de Jacobo era evidentemente obtener de una confesión. Sospechaba lo más gordo del negocio y necesitaba conocerle en detalle, que es lo que da á los hechos toda su fuerza é inspira á las personas una certidumbre. ¿Te ha hecho hablar?... ¿Qué le has dicho? ¿Cómo ha logrado convencerte? ¿Qué comedia ha representado? ¿Acaso ha fingido que te ama todavía?

Eran tanto más ásperos éstos cuanto que vio claramente que Luis la había estado engañando mucho tiempo, le había fingido cariño cuando amaba ya a otra. La miserable traición de Amalia la sublevaba, le inspiraba horror y repugnancia; pero la del conde, tenía que confesárselo, la traspasaba de dolor y acrecía su pasión desmesuradamente. Supo, no obstante, mantener su dignidad a flote.