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Actualizado: 11 de junio de 2025
Eso será si a mí se me antoja manifestó la bella ex florista levantando hacia él los ojos con expresión provocativa. Salabert dejó escapar ciertos gruñidos que Amparo consideró ofensivos. Hubo una escena violenta. La bella reclamó con fiereza su independencia; le cantó lo que ella llamaba con clásica erudición "verdades del barquero". El banquero, excitado, contestó con su grosería habitual.
Todo el libro parece concebido en un solo aliento; los personajes han recibido al nacer tales bríos, que, semejantes a los dioses homéricos, alcanzan de un solo salto cuanto espacio puede divisar el espectador colocado a orillas del mar sobre altísima roca. Todo tiene en este libro un sello de fiereza titánica, de salvaje energía, de grandiosidad sublime: la tierra, y el mar, y los hombres.
No en vano con tus naves cargadas de nobleza, del todo lo sublime que Iberia pudo dar, venciste los embates del mar y su fiereza, trayendo con tu espada la cruz y la verdad. Tu gloria es como el astro que intenso resplandece; mirar tal vez no quieran su bello fulgurar, pero su clara lumbre ni muere ni decrece, y en los espacios célicos luciendo siempre está.
Sus ojos brillaban con fiereza, mirándole de arriba abajo; pero estos ojos se dulcificaron repentinamente al ver temblar una lágrima en los del P. Gil. Dispénseme usted, señor excusador se apresuró a decir, acercándose a él, si le he ofendido. Tengo mal carácter... me irrito con facilidad... Adiós, señor, adiós respondió el P. Gil, estrechando la mano que Montesinos le tendía.
Durante aquel intervalo de mudo terror, que desde la escena donde tal drama pasaba se comunicó a nosotros, haciéndonos temblar como quien aguarda un terremoto, se sintieron los tenues chasquidos de un papel que se desdobla, y luego una exclamación de sorpresa, asombro o no sé si de fiereza inaudita, que salió del tempestuoso seno de doña María.
¡Canalla!... ¡indecente! exclamó Rubín con más fiereza en el tono que en la actitud. No esperó Santa Cruz a oír más, ni su amor propio le permitía dar explicaciones, y con un movimiento vigoroso de su brazo derecho rechazó a su antagonista.
Martínez había perdido una oreja en Cerro Pardo, y mostraba con orgullo su sien mocha en las ceremonias oficiales. Pero con una guedeja de su largo cabello procuraba ocultar la falta del pabellón auditivo, siempre que, abusando de la adormecida fiereza de la generala, se atrevía á visitar á ciertas señoras admiradoras de su heroísmo.
»Pasó todo como el amago de un vértigo, por obra de un esfuerzo de mi voluntad y del auxilio discreto y oportuno de Leticia y de Sagrario. Logré hacerme a la fiereza del león, y atrevime en seguida a afrontar los lances del peligro.
Allí era de ver la hercúlea fiereza con que un fornido inocentón manejaba el hacha sobre el tajo, haciendo trizas a la víctima, que había sido un inocentísimo carnero manchego, o benemérita vaca de la sierra de Gredos.
Pues vemos que no es cierta y duradera La ciudad que habitamos sin firmeza, Busquemos la que es firme y verdadera, Que dure para siempre en gran alteza. La muerte viene á priesa muy ligera, No es justo espante al bueno su fiereza. Temerla es natural, mas sea de suerte La vida, que no pese de la muerte.
Palabra del Dia
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