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Actualizado: 11 de junio de 2025


Ardía todo en vivas llamas como también el demonio que le tiraba, el cual traía á la cintura, en señal del oficio, un grande haz de víboras, que le despedazasen; y vuelto á Lucas, con fiereza propia del infierno, le dijo: «También alguna vez te entendías conmigo y eras de mi servicio, siento mucho que me hayas dejado, vinieras ahora á cortejarme si estos Padres no hubieran venido á tu Ranchería á predicar la ley de Cristo: no lo puedo sufrir; no hacen otra cosa, más que hablar mal de y de mis cosas.

El Escuadron de Maza Sin casco ni coraza Se avanza con valor, Y su entusiasmo brilla Como en verde cuchilla Los reflejos del sol. Y con marcial fiereza Se mira á su cabeza Zacarias marchar: Alma grande y altiva Que renunció la oliva Del pacífico hogar. Y voló á la batalla, Y la acerada malla Y el plomo despreció, Y al frente de sus bravos De Rosas los esclavos Valiente acuchilló.

Así lo sintieron los antiguos vascos, nobles descendientes de los íberos, nuestros abuelos: por el anhelo de libertad y altiva valentía, construían sus residencias al borde de las fuentes, á la sombra de los grandes árboles, y más aún que su fiereza, el amor á la naturaleza aseguró durante siglos su independencia.

Demostraba el jinete escasa maestría hípica: inclinado sobre el arzón, con las piernas encogidas y a dos dedos de salir despedido por las orejas, leíase en su rostro tanto miedo al cuartago como si fuese algún corcel indómito rebosando fiereza y bríos.

Marijuán, que mejor que yo sabía fingir, era el encargado de ordenar al ventero que le diese al amo lo mejor de la despensa, porque Su Excelencia, que iba de Regente a Sevilla, era hombre terrible y castigaba con fiereza a los posaderos que no le servían bien.

Pero su verdadera grandeza no reside en ello, sino en la fiereza indomable de su carácter, en la abundancia de su sensibilidad, en el poder de su inteligencia, en la sugestión de su obra escrita, todo lo cual ha hecho que, con motivo de su centenario , los argentinos le proclamáramos por un genio.

Fué tanta la rabia y corage de los Catalanes, que dice Nicephoro, y concuerda con él Pachimerio, aunque Montaner lo calla, que mataron á todos los vecinos de Galípoli, no perdonando á sexo ni edad, y Pachimerio encarece mas la inhumanidad del caso diciendo; que hasta los niños empalaban: fiereza y maldad abominable si fué verdad, aunque se puede dudar por ser Griega y enemigo este Autor.

Desvanecida por el terror..... ¡El terror! ¡y el infame á quien debiste la vida, y al que ni áun viste, cobró su precio en mi honor! ¡Oh padre! ¡no te comprendo! relevando la cabeza dijo Leila con fiereza. ¡Que no me entiendes! ¡Mintiendo tu torpe maldad aumentas! el xeque exclamó con furia. ¡Estoy leyendo la injuria en estas manos sangrientas!

Las voces crecieron y se propagaron de modo atronador; y poco después, de un extremo al otro del Zocodover, el populacho rugía con salvaje fiereza, ávido de aquella hez de maldición y de espanto. Ramiro se empinó sobre el taburete.

Un indio le encontró con gran fiereza, Y quitarle la lanza pretendia: Camelo le ayudó, perdió la vida El indio, con la mano bien asida. Con gran fuerza por medio Magaluna De cinco ó seis soldados se metia: Al encuentro le sale Juan de Osuna Con su espada, que lanza no traia.

Palabra del Dia

vorsado

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