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Los valerosos cristianos se fortalecen en el barrio de oriente mientras D. Ordoño Alvarez y D. Alvar Perez de Castro envían corredores á Fernando con la noticia de tan inopinado suceso, y pidiendo refuerzos. Los moros por su parte, trocado el primer espanto en rabioso corage, piden tambien auxilio á su Amir ausente para esterminar á los invasores. ¿Qué hace Aben Hud al recibir la triste nueva?

Espinosa se vuelve désque habia Llegado con Mendieta á aquel parage; Su gente le ha rogado convenia, Que un poco retorciese su viage, Y que á San Salvador lleve la via: Hicièronlo: Mendieta con corage Bajaba por el rio suspirando, Y á Dios venganza de esto demandando.

Son islas, por aquí en este parage, De grandes bastimentos abastadas, De muy hermosas tierras y boscage, Y de indios Guaranies bien pobladas El falso Yamandú de mal corage: Aquí tienen sus gentes rancheadas, Terú, Añanguazúu, Maracopá, Y en otras mas abajo, Tabobá.

Los dos maridos, vista la hazaña, Y el peligro presente de sus vidas, Metidos en furor y cruda saña, Con voces y palabras doloridas. Que cese, piden ambos, la maraña: Por los padrinos fueron despartidas, Y dándoles del vino y del brevage, Cesó la diferencia y el corage.

Bebiendo de la chicha y del brevage, Que habia para ello el aparejo, Celebrado con grita y con corage De todos fué el acuerdo y el consejo. En medio de la junta, de buen trage Un indio se levanta, cano, viejo, Con manta que parece fina grana, Y en el brazo de plata una chipana. Aqueste con muy grande reverencia Al gran Cacique dijo, convenia Despachase con mucha diligencia A Condurillo.

Fué tanta la rabia y corage de los Catalanes, que dice Nicephoro, y concuerda con él Pachimerio, aunque Montaner lo calla, que mataron á todos los vecinos de Galípoli, no perdonando á sexo ni edad, y Pachimerio encarece mas la inhumanidad del caso diciendo; que hasta los niños empalaban: fiereza y maldad abominable si fué verdad, aunque se puede dudar por ser Griega y enemigo este Autor.

En este pais no hay caballos silvestres, y los domésticos son muy superiores de hermosura y fuerza á los de la América meridional: aguantan largas jornadas, sin mas provision que lo que pacen en el camino, y exceden á todos en corage y ligereza. Hay tambien mucha caza menor, de que viven principalmente los indios.

Aunque no es este el premio que yo espero De la fama, que á tantos he adquirido Con alma grata, y corazon sincero. Un cierto mancebito cuellierguido, En profesion poeta, y en el trage A mil leguas por Godo conocido: Lleno de presuncion y de corage Me dixo: bien yo, señor Cervantes, Que puedo ser poeta, aunque soy page.

Mas no por esta mengua los valientes Del esquadron catolico temieron, Poetas madrigados y excelentes. Antes tanto corage concibieron Contra los fugitivos corredores, Que riza en ellos y matanza hicieron. O falsos y malditos trobadores, Que pasais plaza de poetas sabios, Siendo la hez de los que son peores.

Diríanse campeones Que esperan la pelea Que anuncie con estruendo Las lenguas del clarin: La inercia los consume Mas si el cañon humea Con varonil corage Buscan glorioso fin. Tal vez unas carreras Esperan á porfia Para cubrir de palmas Al potro mas veloz... Mas no, todos desean Robustecer el alma, Por eso ¡El Pato! El Pato! Repiten á una voz.