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Actualizado: 24 de junio de 2025
El piloto afirmaba que también había visto la nave, que en el tope de su palo mayor ondeaba la bandera de Castilla y que en su proa se figuraba haber leído este nombre simbólico: Victoria. Aquella noche caviló mucho Morsamor sobre la aparición, real o fantástica, de la nave Victoria, y habló del caso con Fréitas y Tiburcio.
Era un pequeño chalet de grandes ventanas y levantados techos de tejas rojizas. María Teresa había sido casi su arquitecto, pues, cuando su construcción fue decidida, exigió que se copiase fielmente cierta casita pintoresca salida de la imaginación fantástica de Kate Greenway. La noche huía, el día asomaba.
Se disolvieron las brumas matinales; el sol mostró al fin su disco brillante y limpio, prolongando en el suelo las sombras de hombres y árboles con una longitud fantástica. Surgían de la niebla colinas y bosques, frescos y chorreantes después de la ablución matinal. El valle quedaba por entero al descubierto. Desnoyers vió con sorpresa el río desde el lugar que ocupaba.
Nada recordaba en aquel momento los vanos cuadros de los poetas; únicamente que, por un extraño contraste, cuanto más cundía mi desaliento, tanto más animado él se presentaba. Todas aquellas olas electrizadas por tan furioso movimiento hallábanse grandemente estimuladas y en posesión como de un alma fantástica.
Cuando una muchacha tiene ciertas ideas, cierto instinto de libertad y... vamos, el modo de ser y la volubilidad de sentimientos que usted le conoce tan bien como yo... No nos engañemos, Muñoz; ella es coqueta por temperamento, incapaz de constancia, llena de caprichos y con una imaginación enteramente fantástica.
Veía una ciudad fantástica, con suntuosos palacios como los de los cuentos, brillantes salones de porcelana con espejos que reflejaban millares de luces, hermosas señoras que lucían sus flores; y tal era la intensidad de la imagen, que hasta creía haber visto todo aquello en otros tiempos, tal vez antes de nacer.
La costa de Colombia no era ya sino una faja oscura, vaga, fantástica, y las altas torres de la vieja y heróica matrona de la independencia colombiana se destacaban apénas en el horizonte, como puntos blanquecinos ó pequeñas nubes evaporándose de momento en momento.
Evitaba el mirarlo, para no sufrir una timidez que cortaba sus palabras. Hablaba como si estuviese sola, exteriorizando su pensamiento en un monólogo. ¡Dulce noche! ¡Vida fantástica de ensueños maravillosos desarrollados en la sombra!... Ella se había visto conviviendo con él en uno de aquellos países de América hacia los cuales marchaba el buque.
¡Jesús! ¡Torres!... ¡qué disparate!... exclamó Rosalía viendo alzarse ante ella, como una aparición fantástica, la imagen de su acreedor . No sé si he dicho a usted que mañana antes de las doce... ¡Ay!, fue una locura la compra de aquella manteleta. Ya ve usted... ¿qué necesidad tenía yo de estos ahogos?
Entonces no cabe duda, murmuró fingiéndose distraído, toda esa es gente fantástica. Yo le preguntaré a Charito sobre sus amigas. No son mi tipo, te lo advierto... Así, agregó enrojeciendo otra vez, no habrá celos entre nosotros. Y se rió, con una penosa risa de sarcasmo. La conocí en casa de las Aliaga, repitió Julio. No haría nada por encontrarme con ella, precisamente porque me impresionó mucho.
Palabra del Dia
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