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Actualizado: 24 de junio de 2025
Haces un signo y ella se aproxima a ti, y, con un brazo pasado alrededor de su cuello, miras con indiferencia aquella cabeza de ángel que se dibuja como una aparición fantástica en medio de un humo azulado y oloroso, que se eleva en torbellinos del narguile.
Forzoso es creer que nuestro embajador de entonces variaba de domicilio, frecuentemente, o bien que por no alterar mi cochero las costumbres de su coche se le había antojado hacerme visitar, que quieras que no, la ciudad y sus inmediaciones. Lo cierto es que pasamos toda la mañana recorriendo Munich en todos los sentidos, en busca de aquella fantástica Embajada.
El pez háceselo en el centro, en su íntimo interior, sobre el eje donde los nervios, los músculos, todos los órganos, en fin, se reunirán. Invención fantástica, al parecer, y contraria al buen sentido: colocar lo duro, lo sólido, precisamente en el sitio que tan bien resguarda la carne. El hueso, tan útil al exterior, instalado en un punto donde de poco ó nada servirá su dureza.
¡Granada, mi Granada! fantástica leyenda de amor y desventura hoy tengo para tí; concede al amor mio que de ella te haga ofrenda y un beso de tu boca que, mágico, en mí encienda la inspiracion ardiente que un tiempo te debí.
Vi entonces, suspendida del biombo, una corona de yedra que no había visto hasta ese día, una corona igual a la que yo tenía costumbre de enviar los días de gran fiesta a la tumba de mis padres. Quizá provenía de allí. En ese momento parecía trenzada de llamas; todo en ella tomaba una vida fantástica.
Su espíritu limitado quería poner un término al infinito; en su sencillez, se imaginaban tras las distancias incalculables una bóveda de materia firmísima, con millones de leguas de espesor. Pero la obra fantástica algún término había de tener. ¿Qué había detrás de ella?
-No hay más que decir -dijo la duquesa-; pero si, con todo eso, hemos de dar crédito a la historia que del señor don Quijote de pocos días a esta parte ha salido a la luz del mundo, con general aplauso de las gentes, della se colige, si mal no me acuerdo, que nunca vuesa merced ha visto a la señora Dulcinea, y que esta tal señora no es en el mundo, sino que es dama fantástica, que vuesa merced la engendró y parió en su entendimiento, y la pintó con todas aquellas gracias y perfeciones que quiso.
MANRIQUE. ¡Ángel mío! LEONOR. Huyamos, sí... ¿No ves allí en el claustro una sombra?... ¡Gran Dios! MANRIQUE. No hay nadie, nadie... fantástica ilusión. LEONOR. ¡Ven, no te alejes; tengo un miedo! No, no... te han visto... vete... pronto, vete por Dios... mira el abismo bajo mis pies abierto; no pretendas precipitarme en él.
La luz fantástica parecía prestar vida a las figuras de la bóveda, animándolas con esplendores de apoteosis. ¡Qué bonito! murmuró la muchacha. Esta luz alegraba los ojos, borrando la lúgubre significación del sitio.
Después divide á las comedias en dos especies, á saber: en comedias á noticia, ó de cosa nota y vista en realidad de verdad, y en comedias á fantasía, de cosa fantástica ó fingida que tenga color de verdad, aunque no lo sea. Acaso esta división ha dado origen á otra, que después hallaremos en la historia del teatro.
Palabra del Dia
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