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Actualizado: 3 de mayo de 2025
No sé cómo expresarle continuó diciendo la joven hasta qué punto me entristece la idea de su marcha. Mientras hablaba, sus clarísimos ojos se ensombrecían y cubríanse de una sutil humedad, por lo que Delaberge comprendió que eran absolutamente sinceras sus palabras. Sí repuso Francisco también profundamente conmovido; vengo a despedirme de usted; probablemente marcharé mañana.
Será pensamiento mío, que tal vez escandalice á muchas personas, pero que ahora se me ocurre y no puedo menos de expresarle: la primera Revolución francesa, en vez de acelerar el advenimiento de la libertad verdadera y los progresos del linaje humano, vino á atajarlos, poniéndoles, como obstáculo que tienen que saltar en su curso, el miedo y la repugnancia que los desórdenes y crímenes de la Revolución inspiraron.
Le quedan dos o tres molestias pasajeras de las que espera librarse muy pronto. Sírvase usted expresarle dijo Flavia, mi vivo deseo de que esas molestias desaparezcan en breve. El deseo de Vuestra Alteza es también el muy humilde mío replicó Roberto Henzar, mirándola con insistencia y expresión tales, que el rubor coloreó el rostro de la joven.
Porque yo tengo la costumbre de dar forma literaria al pensamiento, usted encuentra probablemente en mis palabras la exageración del artista. ¿No ha sospechado usted ya que he recurrido a los artificios del arte para expresarle mis sentimientos? Era verdad. Por más que Ferpierre se inclinara a compadecerse sinceramente del dolor de Vérod, desconfiaba de él.
Pensando siempre en él, recordaba las reuniones, los bailes, los paseos, todas las ocasiones que había aprovechado, solícito, para acercarse a ella y expresarle sus sentimientos. Después de agotar estos recuerdos, formaba proyectos para el porvenir; pero, cuando imaginaba lo que sería su existencia si el destino los unía, no se representaba más que fiestas, viajes, diversiones de todas clases.
Fabrice no tardó en seguirla; una vez en sus habitaciones paseóse largo tiempo de arriba abajo, torturado por supremas incertidumbres; después se sentó delante de una mesa, tomó una pluma y escribió la siguiente carta: «Señorita: »Me permito decir a usted por escrito lo que me ha faltado valor para expresarle de palabra. Mi carta será corta.
«Y vamos a ver decíame a mi propio en cuanto me hallé dispuesto a salir del cuarto , ¿qué cara pongo a mi tío después de lo que ha pasado esta noche? ¿En qué temple de ánimo, en qué estilo he de expresarle «lo que procede»? Y ¿cuál es «lo que procede»? Porque él debe dar por hecho que a estas horas estoy enterado de todo; y en casos tales, un grado menos de lo justo en la expresión de lo que se siente, desnaturaliza la seriedad de un papel y hasta pone en ridículo al actor».
Otra cosa que me considero obligado a agradecer a Vd., es la indulgencia, la tolerancia, aunque no complaciente y relajada, sino severa y grave, que ha sabido Vd. inspirarme para con las faltas y pecados del prójimo. Digo todo esto porque quiero hablar a Vd. de un asunto tan delicado, tan vidrioso, que apenas hallo términos con que expresarle.
La indiferencia real o fingida que Clementina le había mostrado toda la noche le roía el corazón. Siempre habían sido prudentísimos en sociedad, sobre todo en casa del marido; pero nunca le faltó ocasión, hasta entonces, a la dama, con una mirada intensa, con alguna palabrilla fugaz, de expresarle su amor.
Tenía el corazón henchido de suaves sentimientos; una ternura inefable invadía su alma, y se dijo: ¿Por qué no he de querer yo a esta niña también? ¿Por qué no he de decírselo? Agitado por este deseo súbito, se levantó de la silla y entró en casa con la esperanza de encontrar a Maximina y expresarle lo que en aquel momento sentía.
Palabra del Dia
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