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Sus pies se enredaban en cuerpos blandos, que le hacían tropezar, y de los que salían gemidos dolorosos. En este crepúsculo del atolondramiento creyó ver á un cura enorme que se recogía el manteo con una mano y con la otra disparaba su revólver sobre un trabajador que esquivaba los tiros con agilidad simiesca.

Tenía no menos de quince admiradores silenciosos, que iban todos los domingos y fiestas de guardar a lanzarle sus incendiarias miradas en el atrio de la iglesia, cuando salía de misa de nueve. No tenían más remedio que admirarla de lejos, pues ella esquivaba toda ocasión de tratarlos. Sin embargo, no faltó quien la acusara de «coqueta»...

No pocos días se pasaron en tan importantes asuntos, y si bien Morsamor se empleaba en ellos, lejos de mostrarse comunicativo y alegre, andaba triste y silencioso, esquivaba el trato y la conversación de todos, hasta del fiel Tiburcio, y para reposar de sus afanes gustaba de ir a escondese en cierta pintoresca gruta que había entre los peñascos de un cerro y desde la cual se oteaba el mar azul y se descubría muy extenso horizonte.

En su horrible hastío, no gustaba la Pipaón de ir al Prado, porque era esto como pasar revista de miseria y cursilería. Había empleado ya muchas veces la enojosa fórmula-explicación de su destierro: «Teníamos tomada casa en San Sebastián, poro con la enfermedad de Bringas...»; y cansada de ella, esquivaba las ocasiones de repetirla.

Pues que D. Pedro de Toledo seguía diciéndole que no dependía de la voluntad del Rey ni de la de su Ministro una gracia opuesta á las atribuciones del Santo Oficio , sabiendo bien á qué atenerse, evidentemente esquivaba la ocasión de destruir las ilusiones del pobre anciano, restringidas al único pensamiento de dejar los huesos en tierra española.

Presentáronle á un literato anciano que no habia venido á aumentar el número de sus pegotes. Esquivaba este la muchedumbre, conocia á los hombres, sabia servirse de ellos, y se explicaba con cordura. Hablóle Babuco con mucho sentimiento de quanto habia visto y leido.

No se negaba a asistir a los bailes, tertulias y otras fiestas que en el lugar se daban. Había ido a las ferias de los lugares cercanos y a algunas romerías, y no esquivaba la conversación de las gentes, aunque con tan juicioso y bien templado decoro, que atinaba a desechar la familiaridad excesiva, sin ofender al vidrioso y sin alentar al audaz y confiado.

Aquella vez, como otras muchas, lord Gray esquivaba tratar el asunto. ¿Con que quiere usted que le una lección? me dijo después. ; pero tal, que con ella aprenda de una vez todo lo que encierra el noble arte de la esgrima; porque, milord, tengo que matar a uno. Es cosa fácil. Le matará usted. ¿Vamos a casa de milord? No; vamos al ventorrillo de Poenco.

En todo caso los varios éramos nosotras y el pobre Julio era la sinvergüenza. A Charito no la enfadaba tanto el chisme como el hecho de que Adriana esquivaba la entrevista con Muñoz y en cambio la había obligado a hacerse amiga de Julio, a quien detestaba.

A muchos les esquivaba por hallarse demasiado altos; a otros apenas les distinguía por hallarse muy bajos. Sus amistades verdaderas, como los parentescos reconocidos, no eran en gran número, aunque abarcaban un círculo muy extenso, en el cual se entremezclaban todas las jerarquías.