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Actualizado: 2 de junio de 2025


Pasamonte, que no era nada bien sufrido, estando ya enterado que don Quijote no era muy cuerdo, pues tal disparate había cometido como el de querer darles libertad, viéndose tratar de aquella manera, hizo del ojo a los compañeros, y, apartándose aparte, comenzaron a llover tantas piedras sobre don Quijote, que no se daba manos a cubrirse con la rodela; y el pobre de Rocinante no hacía más caso de la espuela que si fuera hecho de bronce.

Paseóse don Antonio con don Quijote por todo el aposento, rodeando muchas veces la mesa, después de lo cual dijo: -Agora, señor don Quijote, que estoy enterado que no nos oye y escucha alguno, y está cerrada la puerta, quiero contar a vuestra merced una de las más raras aventuras, o, por mejor decir, novedades que imaginarse pueden, con condición que lo que a vuestra merced dijere lo ha de depositar en los últimos retretes del secreto.

Si se juntan todos tus acreedores y exigen que les pagues las deudas, más los intereses disparatados que les has reconocido, te verás en medio de la calle, perdiendo hasta la camisa que llevas puesta. ¡Eh...! ¿qué tal? ¿Creías que yo no estaba enterado de tus cosas? Doña Manuela estaba pálida e inquieta.

El Rey, enterado de la verdad del suceso, aprueba su acción, y nombra á Peribáñez capitán de los soldados, que se han alistado de orden del comendador. Así termina esta comedia, notable en todos conceptos, origen indudable, en muchos de sus rasgos, de la célebre de Rojas titulada Del Rey abajo ninguno, aunque los fundamentos de la fábula sean en ésta diversos.

Su padre, que tenía el sueño fuerte, no estaba tal vez enterado a aquellas horas del suceso. Ya podía ladrar el perro y sonar junto a la alquería tantos disparos como en una guerra; el buen Pep, cuando se acostaba cansado de sus faenas diurnas, era insensible como un muerto. Los demás de la casa habían pasado una noche de angustias.

¿Qué le vas a preguntar? dijo el cura riendo, en espera de un chiste. Le voy a preguntar a ver si por los demás peces que ha conocido se ha enterado algo de cómo están mis parientes al otro lado del mar, allí en América. Porque estas truchas saben mucho. Hombre, , pregúntale. Cogió Fernando la fuente en donde estaba la trucha y se la puso delante, luego acercó el oído muy serio y escuchó.

¿Sabe usted, amiga mía dijo en un momento de descanso doña Flora que este cleriguito no lo hace mal? Muy bien. Si todos hablaran así, esto no sería malo. Aún no me he enterado bien de lo que propone. Pues a me parece todo lo que ha dicho muy puesto en razón. Ya sigue. Atendamos. El discurso no fue largo, pero sentencioso, elocuente y erudito.

Con el miedo de un servidor bien cebado que teme perder el bienestar, daba consejos al joven. ¡Ojo, Ferminillo! La casa estaba llena de soplones. Cuando él estaba enterado, no sería de extrañar que don Pablo tuviese ya noticia de que Montenegro había visitado a Salvatierra.

Yo gozo de cierta intimidad con personas allegadas á la duquesa de Delille... No necesito decir más: usted sabe que puedo estar enterado de lo que ocurre en Villa-Rosa. Pues bien; después del desafío, yo no qué ha pasado, pero Martínez entra en aquella casa con menos frecuencia. Transcurren días enteros sin que se atreva á llamar á su puerta.

Usted sabe, tan bien como yo, la clase de vida que pretende ofrecer a un corazón virgen y henchido de ilusiones. Por poco que se haya usted enterado, tiene que saber que la he sacado de una existencia peor que la muerte, la he arrancado del lodo de las calles y quizá de una futura corrupción. Estoy tratando de hacerlo otra vez. Tenemos que hablar formalmente, pues las circunstancias así lo exigen.

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