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Actualizado: 2 de junio de 2025
Y arrastrado por su afán de catequista, añadió: Lo que usted debe hacer, señor de Maltrana, es ponerse bien con Dios; dar a ese ángel de bondad que vive con usted lo que le pertenece: unirse a ella como dispone la Santa Madre Iglesia. Isidro adivinó lo que el hermano quería decir. Se había enterado de que él y Feli no eran casados.
Y Maltrana reía pensando en la posibilidad de una corrida imaginaria a las siete de la mañana, organizada a toda prisa para dar gusto al «doktor». Nadie le había invitado a bajar a tierra, y él deseaba evitarse gastos. El amigo Fernando estaba enterado del poco dinero con que emprendía su viaje.
Enterado por su amiga Isabel Mazacán de la orden del día dada por el marqués de Butrón en la casa de Currita, apresurábase a poner en conocimiento de la primera autoridad de la provincia la manifestación de mantillas y peinetas que las damas de la aristocracia preparaban para aquella tarde en la Fuente Castellana.
»Con frecuencia habla también al retrato de su hija, a aquel famoso retrato de Champmartín por cuya posesión manifestaba usted tanto interés. »Nunca abre un libro, ni una carta, ni lee periódicos, ni recibe a nadie. Ha muerto para el mundo de los vivos: únicamente vive él para la muerta. »Ya está usted tan enterado como yo de lo que ocurre en Ville d'Avray.
En el primer momento Gillespie se sintió tan irritado por esta jovialidad, completamente en desacuerdo con su dolor, que hasta tuvo el propósito de gratificar al joven con un puñetazo entre ambas cejas. Después pensó que el telegrafista estaba enterado indudablemente de lo que contenía el sobre, y era inverosímil que entregase sonriendo una noticia de muerte.
En seguida nos sentamos a la mesa y almorzamos en familia. Nos encontrábamos solos y, como la víspera, los vi reservados e indiferentes; pero, mejor enterado ahora, ¡cuánto amor sorprendí en aquellos ojos que se evitaban constantemente, en aquella fingida frialdad, en aquella silenciosa unión de voluntades, fiel regulador de todos sus pensamientos!
Pero ni su voz ni sus ojos justificaron tales sospechas, y Ferragut prefirió no darse por enterado de lo que pasaba. ¿Sabe alguien lo ocurrido? Tòni levantó los hombros. «Nadie...» Se había metido en el vapor, apaciguando al perro de á bordo, que ladraba furiosamente. El hombre de guardia había oído los tiros, imaginándose que eran de una pelea de marineros.
Sabedor Tirso, por Millán, de la resolución que adoptó su hermano, y enterado, por Leocadia, de cuándo había de despedirse de Paz, creyó llegado el instante propicio para dar el golpe que fraguaba.
¡Buen caso hace él de sus consejos!... Vamos, veo que usted no está enterado... ¿No sabe que D. Jaime quiere casarse ahora con ella? ¿Qué dices, mujer?... Lo que oye.
Dados estos pormenores, debo decir al lector, por si se ha sorprendido al verme tan enterado de ellos, que ni yo los he buscado ni los personajes descritos han venido á traérmelos: ellos, solitos, se han colado por la puerta de mi balcón, de la manera más sencilla.
Palabra del Dia
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