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El corazón, al cabo, es una máquina que tiene en la cabeza el tornillo regulador de sus impulsosComo su abuelo salía ya poco de casa, cuando no podía ir a la de sus hijos, iba la nieta a visitarle. ¡Cuánto la agradecía estas visitas el pobre viejo! Es triste la decía vivir solo a esta edad y lleno de achaques.

Y si tratara de indagar su uso, podría contestársele: Es el regulador que, absorbiendo y devolviendo á su vez, equilibra la evaporación, la precipitación de las aguas, distribuye las lluvias y el rocío, modifica el calor de cada comarca, canjea los vapores de ambos mundos, pide prestado al mundo Austral los materiales para formar los riachuelos y grandes corrientes de agua de nuestro mundo Boreal.

Llevado de su honradez y delicadeza, rogó al doctor que antes de partir le pasase... «Ya usted me entiende... la cuentecita de sus honorarios». Golfín se deshizo en cumplidos. «Tiempo habrá... ¿qué prisa tiene usted?... En fin, como usted quiera...». Y el gran economista, al salir con su hijo, pesaba en la balanza de su mente los términos de aquel enigma aritmético que pronto se había de revelar. ¿Qué tipo regulador o qué tarifa le aplicaría? ¿Le consideraría como pobre de solemnidad, como empleado alto, como rentista bajo o como burgués vergonzante y pordiosero?

En seguida nos sentamos a la mesa y almorzamos en familia. Nos encontrábamos solos y, como la víspera, los vi reservados e indiferentes; pero, mejor enterado ahora, ¡cuánto amor sorprendí en aquellos ojos que se evitaban constantemente, en aquella fingida frialdad, en aquella silenciosa unión de voluntades, fiel regulador de todos sus pensamientos!

La democracia, a la que no han sabido dar el regulador de una alta y educadora noción de las superioridades humanas, tendió siempre entre ellos a esa brutalidad abominable del número que menoscaba los mejores beneficios morales de la libertad y anula en la opinión el respeto de la dignidad ajena.

En este mar sombrío y caliente estaba el corazón del Océano, el centro de la vida circulatoria del planeta. El cielo era un regulador que, absorbiendo y devolviendo, equilibraba la evaporación. De allí se expedían las lluvias y los rocíos á todo el resto de la tierra, modificando sus temperaturas favorablemente para el desarrollo de animales y vegetales.

Una de las atenciones preferentes de este buen párroco consistía en la conservación del reloj de la torre, y en que ningún pueblo de la provincia tuviera un cementerio mejor que el suyo, y al efecto todas las mañanas había de subir varias veces el centenar de escalones de la torre, con el fin de inspeccionar la marcha y engranaje del reloj, como todas las tardes invariablemente había de darse el largo paseo que media entre la casa parroquial y el cementerio pudiendo asegurar que si el regulador del tiempo marchaba bien, al lugar del eterno olvido, no le faltaba ninguno de los detalles que constituye el lujo fúnebre de estos lugares.

En la mayor parte de sus obras, sobre todo en las que más nos maravilla, este cálculo y esta reflexión se nos presenta como guía y regulador de su actividad poética; modera y refrena los vuelos de su fantasía, sin menoscabar en lo más mínimo el carácter poético de su inspiración, ni perjudicar tampoco en nada á la libertad y al movimiento de la vida dramática; pero en otros dramas, no escasos en número, observamos con sentimiento los efectos lastimosos de esa reflexión y de ese cálculo extremado, hasta el punto de que, ciertas cualidades especiales, ó, más bien dicho, menos dignas de alabanza de la poesía de Calderón, pueden calificarse de resultado necesario de este trabajo reflexivo exagerado.

Ya puede ver si me perdona, siquiera por no ser mía toda la culpa. Con esta evasiva de la muy taimada y con entrar Mari Pepa, se acabó la conversación. Pero no tenía duda para que era Neluco el móvil, el tipo y el regulador de todas las ambiciones de la nieta de don Pedro Nolasco. Entre tanto no se descuidaban un momento los preparativos para el funeral.

Al volver á la vida exterior, la voz de Novoa seguía sonando con cierto misterio ante el obscuro horizonte, perforado arriba por las punzadas de las estrellas, ondeado abajo por la fosforescencia de las olas. El príncipe le había impulsado á hablar del mar como regulador y origen de la vida.